El cine español en el panorama contemporáneo

14 de diciembre de 2023

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Luciano Castillo

 

 

Que el cine español ocupa un lugar preponderante en el contexto actual de las cinematografías del viejo continente es una realidad. Basta ver el palmarés de los más prestigiosos festivales europeos para cerciorarnos del otorgamiento a películas de promoción tan reciente como sus realizadores de los más altos galardones —no siempre merecidos—. Y si quien ordena «Acción» en el rodaje es una mujer, es previsible que ocupe un espacio distinguido para los jurados y los críticos.

La presencia del cine generado en España en el apartado «Panorama Contemporáneo Internacional», uno de los más queridos por el público en el certamen habanero, abarca cuatro películas de disímil resonancia todas correspondientes al 2023. Llama la atención el esperado retorno tras la cámara de Víctor Erice, autor de dos míticas obras de culto: El espíritu de la colmena (1973) y El sur (1983), suficientes para que pasara a la historia del cine español. Cualquier diccionario especializado recuerda, además, su documental El sol del membrillo (1992). Cerrar los ojos (2023), una coproducción con Argentina, tiene como punto de partida la enigmática desaparición de un famosísimo actor español en medio de un rodaje. Al cabo de los años, durante un programa televisivo consagrado a su figura, parece iluminarse su destino.

 

 

Por supuesto que la crítica española se desvivió por encomiar el filme: «Erice conmueve con su canto al cine como identidad y memoria» (Elsa Fernández Santos); «La obra maestra de un hombre que ya había hecho dos» (Oti Rodríguez Marchante); «Una emocionante obra testamentaria» (Sergi Sánchez); «Sobrecogedora obra al cine como milagro de otro tiempo» (Daniel de Partearroyo). La del siempre polémico y lapidario Carlos Boyero no se hizo esperar: «Inmune a esta poética de Víctor Erice. Soy incapaz de sentir nada grato. Tampoco me irrito demasiado. No sé qué es peor, si la indiferencia o el encabronamiento (…) tres horas, que se me hacen tan largas como nada exultantes».

 

 

Descuella entre las cintas escogidas O corno, coproducida con Portugal y Bélgica, de la cineasta Jaione Camborda, ganadora de la Concha de Oro a la mejor película, máxima distinción del 71. Festival Internacional de Cine de San Sebastián. La directora, de origen vasco, pero radicada en Galicia, también autora del guion, sitúa el argumento de este segundo largometraje en 1971, en una isla donde una mujer se gana la vida con la recogida de mariscos. Pero la protagonista también es muy valorada allí como partera, a lo cual se consagra, hasta que un acontecimiento provoca su forzosa huida en un arriesgado viaje en busca de libertad. «Tiene grandes momentos que hilan una historia de supervivencia y de superación», opinó el crítico Quim Casas en El Periódico de España. Como directa, desnuda, violenta, apuesta valiente y crudo retrato la calificaron en sus respectivos medios de prensa otros profesionales acreditados en el certamen donostiarra.

 

 

 

Por Sobre todo de noche, el bilbaíno Víctor Iriarte obtuvo el lauro de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI) en la 68. Semana Internacional de Cine de Valladolid. Para esta ópera prima, el director recurrió a tres coguionistas con el fin de urdir el drama de una mujer (Lola Dueñas) que en su juventud, ante la imposibilidad de asumir la crianza de su hijo, lo entregó en adopción, y de otra (Ana Torrent), diagnosticada como estéril por un médico que recomendó la adopción como única oportunidad para integrar una familia. Con el transcurso de los años, decididas a reescribir sus historias y sus destinos, ellas comparten la experiencia de haber ejercido como madres de un niño. Transitar eficazmente de un género como la road movie al melodrama o la intriga policial es uno de los méritos atribuidos a este cineasta primerizo, dotado de especial pulso para la dirección de sus sólidas actrices y extraer lo mejor de sus dotes interpretativas. La coproducción aunó además compañías de Portugal y Francia.

 

 

Cinco años después de su notorio éxito popular, sin que faltara la aclamación de los críticos y algunos premios Goya, el madrileño Javier Fesser retoma los personajes y el ambiente deportivo de su comedia Campeones (2018), en la secuela Campeonex. En esta ocasión el triunfante equipo de baloncesto decide renunciar a la práctica del deporte que le condujo a lo más alto del podio para incursionar en el atletismo. Todo indica que la novata e inepta entrenadora es más propicia para conducirlos a ganar más desastres e infortunios que preseas. Aunque le atribuyen idéntica «emoción sin sentimentalismos», le señalan al director la pérdida del humor negro que destilaba la cinta precedente, como también El milagro de P. Tinto (1998). Nuestra imaginaria cámara por el «Panorama Contemporáneo Internacional» continuará su recorrido en un próximo comentario informativo.