El Casino Campestre de Camagüey
10 de enero de 2014
|Para quienes visiten por estos días la ciudad de Camagüey que recién cumple medio milenio de fundada, encontrarán recién remozado un parque urbano de una belleza tan singular como es el Casino Campestre. Sus orígenes se remontan a mediados del siglo XIX cuando un grupo de vecinos de la ciudad, que se establecían en las quintas de la barriada de la Caridad para celebrar la por entonces célebre Feria, construyeron en esos terrenos, pertenecientes al Ayuntamiento, una edificación rústica con fines recreativos a la que llamaron, con cierta exageración Casino.
Sin embargo, aquellos terrenos de cierta extensión y con agradable vegetación y el local ya habilitado, favorecían que se les diera un empleo más frecuente, así que por iniciativa de varios ciudadanos relevantes comenzaron a celebrarse allí, desde 1856, unas Ferias – Exposiciones que incluían conferencias, concursos científicos y artísticos y exposiciones de productos agrícolas y técnicos. Además se realizaban rifas, bailes y otras diversiones.
Ya en el siglo XX fue ganando el parque su formato actual. Gracias a la actuación de Raúl Lamar, concejal del Ayuntamiento en los primeros años de esa centuria, se plantaron numerosos árboles y se instalaron jaulas para la exhibición de diversos animales. Una ceiba fue sembrada por los niños de las Escuelas Públicas en memoria de las luchas por la Independencia. Esta labor fue completada por otros hombres públicos, así, en 1916, el alcalde Nené de Quesada hizo sembrar nuevos árboles y construir fuentes para exhibir peces decorativos así como dio al parque el nombre de Gonzalo de Quesada, el jurista y diplomático camagüeyano, amigo de José Martí, aunque se le sigue conociendo como Casino Campestre, a pesar de que aquella vieja edificación ya no existe. Esta labor de embellecimiento fue continuada por el alcalde Domingo de Para y Raffo a partir de 1925. Ya por entonces se le consideraba el mayor y más hermoso de los parques urbanos de Cuba.
En el Casino Campestre están ubicados importantes monumentos entre los que se destacan: el de Salvador Cisneros Betancourt, Marqués de Santa Lucía, el dedicado al médico y patriota Manuel Ramón Silva, el consagrado al Libertador Desconocido y el que honra la memoria del pedagogo Luis Manuel de Varona y otros educadores camagüeyanos.
Hace casi un siglo, un célebre escritor nacido en aquella ciudad, Mariano Aramburo y Machado escribió: “Yo, que he viajado algo, no sé de ninguna ciudad extranjera, de población e importancia equivalentes a las de Camagüey, que tenga ornamento semejante”. Es explicable, pues, el orgullo de los camagüeyanos por ese parque centenario.
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