El camino al éxito, con rosas y espinas
15 de noviembre de 2013
|Comienzo con una frase que he escuchado en alguna ocasión -más o menos- y creo que su sentido es muy adecuado y se aviene muy bien con el tema de hoy, y claro que son intencionales las referencias que siempre hago a las frases y situaciones de la vida porque quiero que reconozcas que de lo que hablo en este espacio es algo que nos concierne a cada uno de nosotros y pretendo que mis lectores -que espero sean muchos- puedan aprender a conocerse mejor y así mejorar un poquitín sus vidas porque se ven reflejados en este espacio. Y con la motivación continúo hoy y ya la semana pasada empecé con este tema, entendiendo que la motivación es en términos afectivos las tendencias emocionales que guían o facilitan el logro de nuestros objetivos o metas, porque las emociones que acompañan nuestras vidas son las que nos dan el valor de la situación, aún cuando racionalmente no nos percatamos e incluso cuando creemos que una situación, una persona, un hecho cualquiera tiene para nosotros un significado determinado y no entendemos porque emocionalmente sentimos diferente, que nos asombra, que hasta desorganiza nuestra conducta. Un ejemplo; Si ya no amo a ese hombre ¿Por qué me pongo nerviosa, me late apresuradamente el corazón, se me enfrían las manos y tartamudeo cuando lo veo? Es que la mente emocional nos está diciendo algo que la mente racional no admite; sigo enamorada. Pero centrémonos en la motivación, que incluye (recordarán que todas las competencias emocionales tienen otras sub capacidades) la motivación hacia el logro, el compromiso, la iniciativa y el optimismo. Y empecemos por la primera ¿Qué es la motivación hacia el logro? Pues el esfuerzo que se realiza para mejorar o satisfacer un determinado criterio de excelencia, por lo que es una cualidad que se aviene muy bien al mundo laboral actual que está tan lleno de personas preparadas, con títulos universitarios, maestrías, doctorados porque el desarrollo científico técnico lo requiere así. Hace unos 50 años para ser un buen vendedor de una empresa bastaba con tener habilidades para desempeñar la tarea y que el hombre o mujer tuviera buenas piernas para caminar y tocar de puerta en puerta, para después hablar para convencer, lo cual ha cambiado drásticamente, porque existen las ferias de negocios, el marketing a nivel global, etc., lo que hace que se necesite de personal altamente calificado en diversas materias, y, lógicamente se precisa querer ser muy bueno, o lo que es lo mismo, tener motivación hacia el logro, para obtener la meta que es ser un vendedor estrella, lo cual lleva obligatoriamente hacia la superación y el mejoramiento integral, y así lograr la excelencia en la tarea porque el mundo laboral de hoy en día es altamente competitivo. Pero no es solo en términos de actividad laboral que se manifiesta esta cualidad, sino que en toda y cada circunstancia de la vida está presente en mayor o menos medida. Son los exigentes y perfeccionistas que vemos en la casa, en el trabajo, en cualquier área de la vida social, los que poseen esta cualidad en alto grado, que puede ser el director de cine (se dice que Chaplin era un perfeccionista), en fin, cualquiera que no se conforma quedarse a la mitad de camino y que no permite que el resultado sea mediocre, Querer llegar al tope porque sabe lo que quiere y está dispuesto a adquirir todos los conocimientos y habilidades que se necesita, lleva a las emociones placenteras más profundas relacionadas con el éxito, y me detengo aquí porque seguro que en el camino aparecerán otras menos placenteras como el miedo, la tristeza ante los fracasos y los obstáculos, la ira, etc., lo cual es positivo porque muestra que estamos involucrados en la actividad. Además ¿quién dijo que la vida es un lecho de rosas? Es mucho mejor. La vida es el camino que cada uno de nosotros hacemos justo a nuestra medida.
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