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El boom de la fonografía

9 de septiembre de 2016

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fonografo

Fonógrafo perteneciente a la colección del Museo Nacional de la Música de Cuba

 

Como consecuencia de las utilidades alcanzadas por las grandes fonográficas con la venta de discos gramofónicos y fonógrafos, en el año 1905, se fueron sumando grandes inversionistas que inducen el negocio a un verdadero boom de carácter comercial. Esto dio lugar a la aparición de nuevos sellos disqueros, que no solo potenciaron este medio de difusión del arte musical, sino también, otras posibles alternativas gananciales con la creación de empresas destinadas a la producción de piezas y otros accesorios de repuesto para fonógrafos y gramófonos, y la instalación de estudios de grabaciones.
Alrededor de estos procesos, tampoco se omite la entrada en la pelea de otros hombres de negocio que, de cierta manera, alguna vez estuvieron vinculados a la producción industrial de cilindros fonográficos, en la contingente carrera de estos soportes difusores de la música. Este fue el caso de E.D. Easton y Paul Croumlin, en un principio estenógrafos de oficio y que llegaron a amasar dudosos capitales como otrora aliados de Thomas Alva Edison.
Para el año 1901, estos individuos invirtieron considerables cantidades de dinero para apoyar la fundación de la firma discográfica Columbia Phonograph Co., luego poderosa entidad discográfica productora de fonógrafos y gramófonos, que a través de la historia, llegó a conformar un impresionante catálogo artístico. Casi de inmediato la firma Columbia apuntó con su producción discográfica hacia ferias, café concert, y otros espacios públicos, recaudando con estas acciones cantidades considerables de dinero.
Aparejado a ello, en una buena parte del mundo ocurre la impronta de importantes filiares de la Víctor y la Columbia, y otros nuevos sellos alcanzaron significativo destaque en el marco del ramo. Entre otros, His Masters Voice, Parlophone, La Voce del Padrone, Odeon Récords, Brunswick, Emerson, Typwrite Company of Milano, La Vix de Cone maître, Fonotitipia Récords…todos en conjunto, dibujando el horizonte de una poderosa industria.
En cuanto a la primacía en la aparición de los primeros sellos gramofónicos, el investigador cubano Cristóbal Díaz Ayala –radicado en Puerto Rico–, en su rica y enjundiosa Discografía de la Música Cubana 1898-1925 (Vol. 1), nos dice :”(…) los sellos Zon O Phone y Monarch, preceden al sello Víctor, aunque ambos formaban parte de la misma organización corporativa (…)”.
Del mismo texto señalamos también otras importantes informaciones, ahora relacionadas con las primeras grabaciones para discos de la soprano cubana Rosalía “Chalia” Herrera (1864-1948): “(…) sus primeros discos Víctor salieron bajo el sello Improved Records, que fue el primer nombre que usó la Víctor Talking Machine Co., para su sello discográfico (…)”.
Por otra parte, hemos encontrado informaciones precisas de que en un principio, la Víctor también sacó sus discos bajo el nombre de Eldridge Johnson, patronímico del pilar fundador de la Víctor Talking Machine Co.
Resultan muchos los investigadores que afirman que fue el sello discográfico Odeon Records el que, en el año 1905, puso en los mercados europeos los primeros discos fabricados de dos caras, al que seguirían otros sellos alemanes como el Polydor y el Telefunker, para con ellos configurar el despegue industrial discográfico en el Viejo Continente.
Sin embargo, algunos investigadores afirman que fue el sello Columbia quien, en 1908, introdujo el disco de dos caras en la producción masiva de música popular y cantantes de poco renombre; aunque los discos de las celebridades: cantantes de ópera y famosos instrumentistas siguieron en una sola cara hasta el año 1923, cuando ésta se pone de acuerdo con la Víctor Talking Machine Co., para dejar de producir esta clase de discos y volcarse de lleno a la producción de discos dobles.
En 1903, el sello Columbia inicia una serie de discos con artistas de renombre en el arte musical, bajo el nombre de Columbia Grand Opera Record. Entre los artistas célebres que encabezaron esta serie, se relacionan a los cantantes líricos Ernestina Schumann-Heink, Edouard de Reszke, María Barrientos y Sigrid Arnoldson, todos con acompañamiento de piano, pues no fue hasta 1905 en que a los cantantes los promovieron con orquestas.
Aparejado a ello, la Víctor en 1908 dio inicio a la producción de discos de dos caras para los músicos populares –para los grandes divos siguió empleando una sola cara–, a partir de las series 60 000 y 62 000, habilitados para la música latina e importantes solistas y agrupaciones musicales cubanas.
Entre los años 1902 y 1920 la firma Víctor Talking Machine Co., inició una feroz competencia contra todos los sellos discográficos existentes, muy en especial en el área de América contra la Columbia y la Edison.
Esta lucha en parte benefició a los discos de talento artístico cubano, pues en esta contienda la Víctor siempre llevó la mejor parte, no solo por la alta calidad de sus aparatos reproductores reconocidos en todo el mundo como victrola, sino también por las amplias excelencias de los materiales empleados en la fabricación de sus discos.

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