El béisbol en los Juegos Centroamericanos y del Caribe (I)

3 de enero de 2015

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Miguel Ernesto Gómez Masjuán

La Federación Internacional de Béisbol reconoce como su primer Campeonato Mundial al celebrado en 1938, en el que solo compitieron dos países, Gran Bretaña y Estados Unidos; sin embargo, ocho años antes de aquellos encuentros, cinco selecciones nacionales intervinieron, en La Habana, en la segunda edición de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Ese certamen tuvo muchísima más calidad que el duelo entre “británicos” y norteños.
Durante las décadas del veinte y treinta del siglo pasado, el béisbol, como parte de los Centroamericanos, reunió a varios de los mejores equipos del planeta. Después de la consolidación de las Series Mundiales amateurs y el surgimiento de los Juegos Panamericanos, quizás el béisbol centroamericano haya caído a un segundo plano; pero lo cierto es que esta disciplina nunca ha salido del programa de los juegos deportivos regionales más antiguos del mundo.
El béisbol debutó en la primera versión de los Juegos, en Ciudad México, en 1926. En aquella ocasión solo participaron Cuba y México. La selección antillana ganó los tres desafíos contra los locales y entró en la historia, porque fue la primera corona internacional para el béisbol cubano. El equipo estuvo dirigida por Horacio Alfonso y los tres lanzadores ganadores fueron: Silvio O´Farrill, Bernardo “Lalo” Rodríguez y Tomás Minguillón.
Cuatro años después, en el recién inaugurado estadio La Tropical, en La Habana, compitieron cinco países: Cuba, México, Panamá, El Salvador y Guatemala. Los cubanos fueron dirigidos por Rafael Almeida y triunfaron con balance de 5 y 1. Su único revés fue ante los mexicanos.
En los III Juegos, en Guatemala, en 1935, León Rojas tuvo a su cargo la dirección de una selección que concluyó invicta la primera fase, con 5 victorias, por delante de Panamá. Luego, en la segunda etapa, por el sistema de todos contra todos frente a Nicaragua y Panamá, los cubanos finalizaron con récord de 3 y 1 y mantuvieron la corona centroamericana.
En 1938, en los Juegos de Panamá, Rojas volvió a dirigir al equipo nacional. El número de participantes creció hasta 7 y Cuba volvió a triunfar, con marca de 5 y 1. Aquí lo más destacado fue la actuación del zurdo de Caibarién, Agapito Mayor, quien ganó 4 partidos.
La Segunda Guerra Mundial impidió la continuación de los principales eventos deportivos. Los Centroamericanos solo se pudieron reanudar en 1946, en Barranquilla, Colombia y allí terminó el dominio cubano.
El mentor esta vez fue Vitico Muñoz y el equipo logró clasificar a la segunda fase, con marca de 6 victorias y una sola derrota; sin embargo, en la parte conclusiva, en otro todos contra todos, frente a Colombia y República Dominicana, el equipo cubano perdió los dos encuentros y terminó, por primera ocasión, con la medalla de bronce.
La supremacía retornó en la siguiente cita, en Guatemala, en 1950, donde los cubanos alcanzaron un récord perfecto, 7 y 0. A la ofensiva la gran figura fue Edmundo Amorós, quien luego brilló entre los profesionales. Amorós disparó en el torneo 6 cuadrangulares.
En 1954, en el regreso de las citas México, ocurrió un hecho que nunca más ha vuelto a repetirse: Cuba, aunque estuvo representada en varios de los deportes convocados, no compitió en el torneo de béisbol. Venezuela lució bien y conquistó su primer título centroamericano.
En la siguiente versión de los Juegos, organizados por Caracas, Venezuela, en 1959, Cuba no asistió, dada la convulsa situación en que estaba el país tras el triunfo de la Revolución. Aquí podríamos decir que termina una primera etapa para el béisbol cubano en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Desde 1926 hasta 1959, las selecciones de nuestro país obtuvieron 5 de los 8 títulos disputados, aunque sobre el terreno solo dejaron escapar una corona, en 1946. ¿Aumentaría ese dominio en las siguientes décadas?