El bárbaro del ritmo (II)
20 de marzo de 2018
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Continúo hoy comentando algunos aspectos relevantes en la trayectoria musical de Benny Moré.
Aunque su participación en el cine mexicano no es muy conocida, según afirma el investigador del Museo de la Música Cubana, José Reyes: “La presencia del Benny en la cinematografía mexicana ocurre en un período crucial para la historia del séptimo arte de ese país, por lo que adentrarse en su estudio deviene asunto espinoso, más cuando la crítica especializada de entonces, muestra acentuada polarización en cuanto al criterio de sus valores estéticos.” Fue la época en que importantes cantantes de corridos como Jorge Negrete, Pedro Infante, y tantos otros, se dieron a conocer junto a estrellas como Mará Félix, y compositores como Agustín Lara. Sin embargo, el Benny fue tomado en cuenta y en esas cintas aparece en una modalidad que casi nadie conocía: su talento como percusionista. Además, su manera extravagante de vestir, fue reflejo del denominado “pachuco chicano”, personaje popular caricaturesco, llevado al cine por actores cómicos como “Cantinflas”.
Respecto a los fonogramas grabados en México por Benny Moré, existen numerosas contradicciones respecto a las firmas discográficas y el destino que corrieron muchas de esas grabaciones, excepto las comerciales para la RCA Víctor Mexicana, salvadas para la historia.
Entonces podemos resumir que, sobre la vida musical en México del bárbaro del ritmo, queda mucho por investigar. Por lo que vamos a remitirnos a los años 51 y 52, de la pasada centuria, cuando nuestro gran artista regresó a Cuba, en medio del auge de la radio, y fue contratado por Amado Trinidad (dueño de la poderosa emisora RHC Cadena Azul) para actuar junto a otro grande de la música cubana: el pianista y compositor Bebo Valdés, padre de Chucho, quien en ese momento estrenaba su ritmo batanga, donde los tambores batá jugaban un importante rol, y Benny asumió la parte vocal. Aunque la experiencia no fue muy valorada, años después Moré grabó con su orquesta la pieza “Batanga No. 2”, que aunque se asoció con lo anterior, no hay certeza de que tuviera algo que ver.
Otro momento importante en la trayectoria profesional de Benny Moré, fue su estancia en Santiago de Cuba durante varias semanas, ocasión en que se reencontró con el saxofonista y director Mariano Mercerón, con quien había grabado valiosos discos en los primeros años de su estancia en México, y ahora había incluido en su orquesta a dos vocalistas que harían historia en el futuro: Pacho Alonso y Fernando Álvarez. Luego de amenizar fiestas bailables y actuar en la emisora Cadena Oriental de Radio, Mercerón con su banda y Benny (quien ya era “Artista Exclusivo RCA Víctor”) viajaron a la capital cubana, en 1952 donde grabaron una serie de obras, con temas de ambos y de otros autores, que de inmediato alcanzaron gran popularidad. Fue entonces cuando Benny Moré fue bautizado como: “el bárbaro del ritmo”. Después, nuestro artista grabó con la banda del pianista, compositor y director, Ernesto Duarte, algunos de cuyos músicos, se dice que formaron parte de la Banda Gigante, cuando Benny se independizó, luego de un proceso judicial contra él y Duarte, a raíz de la salida al aire de varios discos suyos junto al mexicano Pedro Vargas, realizados en La Habana con la RCA Víctor Internacional, donde aparecía la orquesta de Duarte y no la de Benny en el sello discográfico. Benny reclamó una indemnización, que no se sabe si se le pagó.
Por hoy es suficiente, pero continuaré este comentario la próxima semana.
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