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El baile de la sociedad de beneficencia hispanoamericana

22 de enero de 2024

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¿José Martí cronista social? Pues hay que responder afirmativamente. En más de una ocasión el Maestro narró actividades de esa índole, festejos entre ellas, que tomó como ejemplos de convivencia entre sectores sociales o encaminadas a nobles propósitos. Tal es el caso de un extenso texto que publicara en su periódico Patria el 14 de enero de 1893. Así lo explicita desde su primer párrafo cuando describe cómo surgió la idea en “un cubano laborioso, que ha visto penas y conoce la verdad de la vida, palpó en la metrópoli vasta y fría las necesidades de sus hermanos, fue espectador piadoso de sus infortunios, resolvió aliviar tanta miseria, tanto dolor.” Su nombre: Vicente Díaz Comas,

Nacido en Guanabacoa en 1848, este médico residente en Nueva York desde 1870, fundó la Sociedad el 15 de febrero de 1892. SE unió a los clubes del Partido Revolucionario Cubano y tres años después creó el club América que incorporó a esa organización y el cual presidio. Al estallar la Guerra de Independencia fundó el asilo Martí Charity Association para auxiliar a las esposas e hijos de los que combatían en Cuba.

La Sociedad de Beneficencia comentada por Martí mantuvo su atención sobre cubanos y latinoamericanos con dificultades para su subsistencia en Nueva York. Por eso el Maestro, en su escrito en Patria, refiere en detalle aquel baile para recaudar fondos para auxiliar a familias en apuros mediante una casa de salud a la cual se dedicarían los fondos obtenidos con la fiesta. En verdad, junto a Díaz Comas un notable grupo de patriotas cubanos unieron sus esfuerzos: Ramón Luis Miranda, Modesto Tirado, Manuel Barranco, Buenaventura H. Portuondo, Jacinto J. Luis, Gonzalo de Quesada, Emilio Agramonte, Benjamín Guerra, Gustavo Govín, Rafael Govín, el costarricense Emilio Echeverría, el venezolano Ángel S. Arias, el mexicano Santiago Smithers.

El grueso de la crónica detalla la noche del baile, que califica de terrible por el frío que desató una fuerte nevada. Pero dice Martí que, a pesar de ello, se repletó el que llama “baile hermoso” porque “es la patria en la nieve y todo el mundo va a la patria.” Y narra que a las diez de la noche van llegando los coches, “los coches de la riqueza, los coches del ahorro, los coches del esfuerzo; ¡hoy por los pobres! ¡mañana,—por la pobre!” Entre los asistentes estaban gentes muy cercanas a Martí como Carmen Mantilla, la hija mayor de Carmen Millares.

Martí califica de memorable el baile y “ocasión de afecto y caridad”, especifica que fue memorable por el noble adorno, la afamada música, los ricos detalles la grande y significativa concurrencia. Pero todo esto, por lo que a los cubanos toca, hubiera sido acaso exhibición inoportuna e impropia alegría, si con ella no se hubiese asegurado una institución que en la cama del enfermo y en umbral del pobre continuará uniendo, ante esta otra América, los pueblos que la naturaleza y la historia han unido en la nuestra; porque la fiesta hermosa nos probó una vez más que vivimos con una sola alma los pueblos todos que emancipados o tardíos, han de seguir juntos, en el continente y en el universo, su obra de libertad y humanidad… y porque ha sido conducido de manera que los americanos de habla inglesa y los de habla española quedan después de él conociéndose mejor, y con más amistad y más respeto.”

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