El arroz en Cuba desde los inicios

3 de octubre de 2020

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Fernando Fornet Piña

 

 

El arroz es una planta de la familia de las gramíneas considerado un cultivo común para el consumo humano, cuyo nombre científico de las especies que se cultivan, se denomina oryza sativa. Tiene un remoto origen de varios miles de años que se localiza en el sudeste asiático, región que aún en la actualidad es su máximo productor y su mayor consumidor. Posee un peso extraordinario en la dieta de la gran mayoría de la población mundial, considerado con mucho, el alimento básico más importante. Es un vegetal tropical o subtropical que se cultiva en terrenos muy húmedos o anegados, porque necesita de una buena cantidad de agua para su cosecha. Es el cereal más cultivado, al cual le siguen el maíz y el trigo, y constituye una significativa fuente de ingresos, empleo y nutrición para una buena parte de los pobladores de nuestro planeta.

Por lo general, las naciones asiáticas lo incluyen en su dieta como uno de los principales pilares, sino el fundamental, de su alimentación cotidiana. Atendiendo a diversas razones históricas, países de otras áreas geográficas también lo han incluido de manera prominente, en su dieta principal y entre estos, de forma nada despreciable, se puede considerar a Cuba.

Al igual que otros muchos productos, usos y costumbres, el arroz entra en la península ibérica a partir de la ocupación árabe de ese territorio. Las regiones murciana y valenciana son ejemplos evidentes de esta penetración que se quedó para todos los tiempos. En esta última se institucionalizó un plato confeccionado a partir de arroz que hoy no sólo es un símbolo de esa área de la geografía española, sino que junto a otros excelentes exponentes de la cocina de esa nación, es sinónimo de españolidad en la gastronomía: la paella valenciana. Con el tiempo, el arroz, considerado como plato exclusivo de ciertas capas pudientes de la sociedad, se fue popularizando y nutriendo de ingredientes como canela, agua de rosas, almendras, pescado, pollo y otros, para evolucionar y dotar a esta privilegiada región de un plato referencial y distintivo.

El arroz toca las costas cubanas desde el mismo primer viaje de Cristóbal Colón con el cual inicia el Gran Almirante un periplo de cuatro que permitió el descubrimiento de múltiples territorios antillanos y mesoamericanos. Es conocido que en ese primer recorrido, los conquistadores ya traían consigo en sus avituallamientos al arroz como uno de sus productos básicos de alimentación. El insigne capitán presupuso un largo trayecto y en previsión de alguna eventualidad no preconcebida, cargó provisiones para quince meses y agua para seis; sin embargo, el viaje se realizó en tres meses y pudieron durante esta etapa sortear con buena estrella las necesidades alimentarias, que nunca fueron una amenaza como fue la incógnita de no saber hacia dónde iban y adonde llegarían.

 

 

Es conocido que en las provisiones alimenticias, los hombres de Colón disponían de una dieta integrada principalmente por: habas, garbanzos, arroz, tocino, cecina, pescado salado y vino. Es así como el arroz se hacía presente en el continente americano y particularmente en los afortunados lugares de su primer encuentro con nuestra Isla.

Las bahías de Bariay y Río de Mares (Gibara), donde fondearon por largos días, sobre todo en la segunda, fueron escenarios precursores de la presencia de la degustación del preciado grano. También es conocido que las semillas de arroz (que se afirma no germinaron en esa oportunidad), fueron traídas en 1493 a la América durante el segundo viaje al igual que otras simientes de productos foráneos, cuando se preparó una numerosa y bien planeada expedición de conquista compuesta por 16 barcos y más de 1500 personas entre marineros, pasajeros y otros.