Ejercicios para el control de la ira
29 de abril de 2016
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Recuerdo un dibujo animado donde un oso enojado por algo que le pasa, empieza a ponerse rojo, color que le va subiendo hasta llegar a la cabeza, pareciendo que va a reventar y en un acto de inteligencia emocional –esto lo digo yo– empieza a contar hasta 10 y a respirar profundamente, y el color va bajando, relajándolo de tal manera que finalmente suspira calmado, evitando así que la ira lo llevara a un acto de violencia o a un ataque al corazón.
Esta historia infantil es mucho más profunda de lo que parece, ya que efectivamente, para la autorregulación de las emociones, y fundamentalmente la ira, que es la más temida y la peor controlada, llevando hasta a crímenes, es muy bueno, muy efectivo realizar dos tipos de ejercicios; la relajación muscular-respiratoria y la introspección.
Para aprender a relajar nuestra musculatura hay que saber “suavizarse” de la misma manera que lo hacemos cuando vamos a dormir, aunque se puede hacer en cualquier posición, ya sea de pie, sentado, y no olvidarse de la mandíbula, ya que muchas veces la tenemos apretada, y eso es señal de tensión –que es lo que hace el oso mientras cuenta–, y a continuación se debe pasar a “concientizar” una respiración pausada, preferiblemente inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Digo que hay que concientizarlo porque la respiración es una función automática del organismo y cuando estamos tensos, esta se agita y nos hiperventilamos (pareciendo un toro violento) y hasta podemos marearnos; este es el principio para el aprender a auto controlar la ira y evitar un acto desafortunado.
Es sin dudas muy beneficioso este tipo de actuación para el control inmediato, pero eso no es suficiente, porque el verdadero aprendizaje va más allá, es más complejo porque debe empezar por aprender a que la ira no sea una emoción frecuente, y para ello hay que acudir a la introspección, que es estar a solas consigo mismo todos los días durante unos minutos, dándose una mirada hacia adentro, evaluando los aspectos positivos de su vida, para así aprender a sacar más las emociones positivas que las negativas. En este ejercicio de introspección, con la relajación muscular y respiratoria que expliqué arriba, hay que incluir la visualización de un evento real que nos haya pasado en la vida –reciente o antiguo–, y tratar de comprometer todos los sentidos, o sea, los olores, el tacto los sonidos. Así por ejemplo, yo personalmente recuerdo la casa de mi abuela paterna, cuando toda la familia se reunía, siendo niña y puedo ser capaz de sentir los aromas de la comida que ella y mis tías cocinaban, los sonidos de las voces de los tíos y primos, y puedo ver a mi madre poniendo la mesa, mi padre cantándome muy desentonado la única canción infantil que se sabía y que era sobre unas ardillitas, y eso me da paz, tranquilidad, felicidad e incluso puedo rememorar algunas situaciones de mi infancia que creía olvidadas.
Sé que algunos lectores estarán pensando que esto que les recomiendo es un poco utópico, porque la vida actual es tan complicada que falta tiempo para hacer todas las cosas que se necesitan, por lo que darse tiempo para dedicarse a ejercitarse en el aprendizaje emocional no es factible, e incluso hasta socialmente se pueden recibir críticas, de los hijos, la pareja, y hasta burlas se pueden escuchar, ya que para nadie es un secreto que los aspectos psicológicos son mal entendidos y subvalorados. Pero no tiene que encerrarse en el cuarto mientras que el resto de la familia está esperando que sirva la comida o los niños esperando ayuda para hacer la tarea, ni tan siquiera tiene que decirle a los otros que se va a dar ese tiempo para estar a solas consigo mismo; ya que puede hacerlo cuando va a dormir, o tal vez a la hora del baño, o si trabaja en una oficina durante los minutos que tiene libre, o mientras que camina por la calle, puesto que ese es el tiempo que dura, solo unos minutos, pero lo que sí les aseguro que los beneficios los va a sentir de inmediato, ya que provoca seguridad, tranquilidad, entre otros beneficios en su vida.
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