Edificio de la Lonja del Comercio de La Habana

20 de febrero de 2015

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Zenaida Iglesias Sánchez

Calle Lamparilla No. 2. Plaza de San Francisco

En el terreno privilegiado de la plaza de San Francisco, se construyó entre 1907 y 1909 el suntuoso edificio de la Lonja del Comercio de La Habana, que desempeñó desde el momento de su inauguración, como oficinas. En 1995 se llevó a cabo la rehabilitación del inmueble, por parte de la Oficina del Historiador de la ciudad y la Empresa Mixta (cubana-española) Aurea, acondicionándose sus espacios nuevamente para acoger elegantes oficinas equipadas con el confort que requieren los tiempos modernos.

Esta fabricación ocupó los terrenos donde antes existieron las casas propiedad de la familia Arostegui y Armona. Allí se había establecido primeramente La Lonja de Víveres de La Habana, organización comercial que devino luego, por decisión de su presidente y  representantes, en Lonja del Comercio.

Bajo el auspicio de la firma Purdy and Henderson se construyó y quedó inaugurado el 28 de marzo de 1909 en presencia del entonces Presidente de La República, José Miguel Gómez. A los planos del arquitecto Tomás Mur respondió el proyecto, que contó con la colaboración del arquitecto José Toraya. Fue considerado desde entonces uno de los más importantes de los primeros años del siglo XX. Funcionó durante largo tiempo como bolsa y casa de contratación comercial, muy acorde con el entorno donde se enclavó.

Es notable en su fachada, la variedad del diseño en la decoración que se hace diferente en cada uno de los niveles, poniendo al descubierto las huellas del estilo renacentista con evidente carácter ecléctico.
El edificio se coronó en la cúpula con la figura de Mercurio, dios del comercio, escultura que sobresale a distancia y no pocos avatares a sobrevivido desafiando las inclemencias del tiempo desde su inauguración al presente.

Si bien originalmente contaba con cinco pisos de altura destinados a almacén, bolsa, oficinas y las operaciones propias de La Lonja, con el tiempo se amplió y fue objeto de diversas transformaciones que no alteraron sus características fundamentales. Los últimos trabajos de rehabilitación acometidos en el edificio contemplaron la construcción de un ático sobre la sexta planta, retirado de la fachada y con paredes de cristalería, sede desde entonces de la emisora Habana Radio de la Oficina del Historiador.
En la planta baja abrió sus puertas el bar-cafetería Mercurio; de este nivel parten los cuatro ascensores panorámicos desde los cuales se divisa el interior del edificio.