Edificio de la calle San Telmo, entre empedrado y Chacón
28 de octubre de 2019
|Antiguo Seminario de San Carlos y San Ambrosio.
Hoy: Centro Cultural Félix Varela.
En 1774 abrió sus puertas el Colegio de San Ambrosio a pocos pasos de la iglesia Catedral habanera, se le añadió el nombre de Carlos en honor al monarca español y fue así que tomó el nombre de Real Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio; se dedicó a la enseñanza religiosa para la formación de niños y jóvenes en la carrera sacerdotal. Y si bien estuvo autorizado por Real Orden del monarca español desde 1768, fue en el año antes citado que comenzó su labor. La historia de la institución pasó por diferentes momentos a través de los siglos de su existencia, sin embargo, nunca dejó de funcionar.
El monumental edificio está formado por dos portadas, una que da hacia San Ignacio dejando truca la calle Tejadillo y la otra por la de San Telmo, construida a mediados del siglo XX, inspirada en los motivos de la fachada de la Catedral habanera. Aquí radicó la prestigiosa institución hasta el año 2010, cuando se inauguró la nueva sede ubicada en el municipio de Guanabacoa. Al año siguiente ocupó el edificio el Centro Cultural Félix Varela, considerado la primera institución católica de su tipo, regido por la Arquidiócesis de la Habana, para promover la actividad cultural y el debate entre los creyentes católicos y la sociedad. Dentro de sus actividades ofrecen conferencias, paneles literarios, históricos y sociales, veladas musicales y muestras de artes plásticas.
En su interior destaca el magnífico patio central rodeado de galerías por tres de sus lados, con arcos y columnas pareadas y pilares formados por pie derechos de madera, elementos que aparecen en diferentes de sus lados. La galería de la planta alta presenta una arcada que descansa en dobles columnas, solución que definen nuestros arquitectos como única en la arquitectura habanera de entonces. Como elemento tipológico de valor también se cita la escalera, cubierta por una bóveda de cañón.
Los arquitectos consideran el edificio como uno de los más importantes del período colonial, no solo por haberse formado aquí algunos de los más prestigiosos intelectuales cubanos, sino porque su arquitectura introduce elementos novedosos para su época.
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