Edificio de la calle San Rafael Nos. 1 y 3
12 de febrero de 2018
|Antiguo Centro Asturiano de La Habana.
Hoy Museo de Bellas Artes (Arte Universal).
Convertido en Museo de Arte Universal, el antiguo palacio del Centro Asturiano despertó de un largo sueño, recuperando su deslumbrante elegancia. El proyecto de rehabilitación ejecutado por la Oficina del Historiador de la ciudad y dirigido por el arquitecto José Linares, ensalzó su majestuosidad y riqueza, con valiosas colecciones del arte universal.
Cuenta la historia que 1886 un grupo de cincuenta hombres fundaron la renombrada Sociedad Asturiana de La Habana y comenzaron en adquirir un edificio para establecer su sede. Esa primera ubicación estuvo en la calle San Rafael hacia 1890. En 1914 se trasladaron al antiguo teatro Albizu, que debido a su deterioro hubo que demoler y reconstruir. El nuevo teatro llamado Campoamor se inauguró en 1915. Poca fue su ventura, porque un nefasto incendio lo destruyó.
Para llevar adelante un nuevo proyecto se solicitó el concurso del Colegio de Arquitectos de La Habana. Transcurridos varios años de debate, comenzó a trabajarse en la nueva obra. Después de haber sido seleccionado el proyecto del arquitecto español Manuel del Busto, el 9 de Noviembre de 1923 se colocó la primera piedra procedente de las canteras de Covadonga. Entre 1924 y 1927 se ejecutaron los trabajos. El nuevo palacio del Centro Asturiano ocupó la manzana delimitada por las calles Monserrate, Zulueta, San José y San Rafael. El edificio de cuatro pisos se vio circundado por arcadas que definen sus portales, adoptando el estilo ecléctico, evocando el renacimiento español. Su fachada principal se abrió a la calle San Rafael donde desatacó el encanto de su marquesina que señalaba el acceso al centro, tallándose en piedra los escudos de Asturias al centro y el de España y Cuba a ambos lados.
Cuatro airosas torres se levantaron en cada una de sus esquinas, mientras que sus espacios interiores fueron resueltos con asombrosa maestría: la monumental escalera de honor de mármol; el salón de fiestas; los techos con deslumbrantes lámparas y hermosas pinturas de Mariano Miguel. Dentro de las obras de vidrio el lucernario magnífico que cubre la referida escalera de honor. Los muros del café y la cantina fueron revestidos de cerámica policromada imitando talavera antigua, con representación de escenas del Quijote y la reproducción de un cuadro de Velázquez “Los borrachos”.
Como tal se desempeñó hasta 1959 cuando fue intervenido por el gobierno revolucionario y convertido en Palacio de Pioneros. Posteriormente lo ocupó el Ministerio de Justicia por varias décadas. Una vez en poder de la Oficina del Historiador, se restauró íntegramente para servir de sede al Museo Nacional de Bellas Artes, atesorando las colecciones de arte universal.
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