Edificio de la calle O’Reilly No. 255, entre Cuba y Aguiar

19 de octubre de 2020

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Zenaida Iglesias Sánchez

Antigua casa de los marqueses de Prado Ameno
Hoy: Asociación Nacional Ornitológica de Cuba

 

 

El deteriorado inmueble de O’Reilly 255 se rescató para asumir una nueva función; la fachada se restituyó con su imagen armónica dentro de la centenaria arteria, mientras que, perdido los vetustos muros de sus aposentos, se aprovechó de manera formidable el espaciamiento interior para convertirlo en la sede de la filial habanera de la Asociación Nacional Ornitológica de Cuba (ASOC). La obra culminó a finales de 2018, como fiel exponente de la colaboración entre dicha institución –dedicada a la preservación de la fauna cubana– y la Oficina del Historiador, en cuyos especialistas recayó el proyecto.

 

 

En 1705 ocupaba esta parcela una casa baja, construida de rafas y cubierta de tejas, con accesorias comerciales hacia la calle, que pertenecía al señor don Jacinto Ruiz, dueño también de la colindancia que llegaba a la esquina de Aguiar; hacia 1725 se había reedificado de dos plantas por su entonces propietario, don Gabriel González del Alamo y Toledo.

 

 

En el siglo XIX había pasado en propiedad al distinguido señor Miguel de Cárdenas Herrera, marqués de Prado Ameno, quien poesía otros inmuebles en esta calle y la ciudad. Cuando falleció en 1864, heredaron sus hijas y luego sus descendientes. Era una hermosa mansión de mampostería, azotea y tejas, de altos y bajos.

 

 

En 1916 la compró el renombrado Dr. farmacéutico Ernesto Sarrá, sumando otra propiedad a todas las que poesía en la capital; se encontraba radicado en la calle Teniente Rey, donde progresaba la botica “La Reunión”, mientras que el resto de sus edificios fueron alquilados y rentados a terceras personas.

 

 

Con el triunfo de la revolución, puestas en vigor las nuevas leyes de nacionalización por el gobierno revolucionario, estos edificios devienen en viviendas de múltiples familias, con comercio en planta baja o almacenes, como en este caso, convertido en un basurero, luego estaba desocupado por el alto grado de deterioro que mostraba.

 

 

En esta sede, donde ahora se muestran preciosas aves, ejemplares autóctonos de la Isla y Latinoamérica, también habrá espacio propicio para el intercambio de conocimientos sobre la protección de nuestra flora y fauna, porque trabajar en el cuidado del medio ambiente, es otro de los objetivos de la Oficina del Historiador.