Edificio de la calle Mercaderes No. 260, entre Teniente Rey y Amargura

17 de agosto de 2020

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Zenaida Iglesias Sánchez

Antiguo Banco Núñez.
Hoy: Edificio de oficinas y viviendas.

 

 

En el antiguo edificio que ocupó el Banco Núñez, radican desde hace algunas décadas las oficinas de la Agencia de Protección y Seguridad “Baluarte” de la Oficina del Historiador, sus dependencias, acogen a los trabajadores que se desempeñan como oficiales de seguridad, custodiando las diferentes instalaciones de nuestra institución. Este uso es compartido con la vivienda, en los apartamentos distribuidos en planta alta.

 

 

Afirman los especialistas, que entrado el siglo XX se solicitó licencia a la Alcaldía Municipal, con el objetivo de transformar el inmueble aquí existente para destinarlo a oficinas bancarias, por entonces estaba en poder de la familia Argüelles. En la década de 1950 el señor Carlos Núñez fue su propietario; quien tuvo a su cargo las nuevas modificaciones, que estuvieron a cargo del maestro de obras Luis Dediot, bajo la dirección facultativa del arquitecto José Pérez Benitoa. De este modo se convirtió en un edificio moderno, con amplias oficinas para el desempeño de tal función; contaba con un área bien dispuesta para cada puesto: archivos, sala de conferencias, la presidencia del banco en planta alta, entre otros aposentos. La fachada asumió con esmerada sobriedad los códigos formales del modernismo, viéndose desprovista totalmente de decoración, destacando solamente el pórtico cuadrado de granito verde, en contraste con la textura pétrea de los muros.

 

 

El Banco Núñez había sido fundado en el año 1921; progresivamente fue incrementando su capital hasta convertirse en una reconocida casa bancaria dentro de nuestra ciudad. Su propietario y familia, tuvieron a su cargo la directiva del Banco y el eficiente control de las actividades financieras a desarrollar.

 

 

Con el paso de los años y las leyes de nacionalización puestas en vigor por el gobierno revolucionario, el edificio se destinó a oficinas. Posteriormente los pisos altos fueron ocupados por viviendas; dualidad de función que acoge hasta el presente.