Edificio de la calle Habana No. 203 esquina a Tejadillo
26 de julio de 2013
|Antes vivienda y oficinas
Hoy Restaurante-Paladar: “Casa Vieja”
Abrió sus puertas recientemente en la calle Habana esquina a Tejadillo, el restaurante “Casa Vieja”, antigua mansión que renació de sus cenizas gracias a las nuevas disposiciones puestas en vigor por el estado cubano, de arrendar a particulares, determinados espacios de la ciudad, para que restaurados pasen a desempeñar una nueva función, en este caso el restaurante-paladar, con excelentes servicio gastronómico, lleva el nombre de la obra homónima de Abelardo Estorino que con éxito fue llevada a la pantalla del cine cubano.
Desde época remota se encontraba ocupada esta parcela de terreno en la calle Habana, en el año 1728, el señor don Miguel Díaz de Ayala y Escobar, tuvo a bien comprar una casa baja, de rafas, tapias y tejas, aquí levantada. El edificio quedó enclavado en el barrio del Ángel. El tiempo transcurrió y la antigua casa pasó a manos de distintos propietarios, perteneció a don Mariano Jáuregui en 1825, luego a sus descendientes y al Sr. Fausto Martínez a mediados del siglo XIX, por solo citar algunos.
Todo indica que a finales de la propia centuria se había reedificado, porque en 1888 se habla en los documentos de archivo de una “casa de alto y bajo, mampostería y azotea”, en esta parcela. En 1916 fue vendida al Sr. Pedro Manuel de Regil y Casares, natural de Mérida, Yucatán, República de México.
Se utilizaba como vivienda en 1936 los altos del inmueble de la calle Habana. La casa se encontraba arrendada en planta baja al Dr. Marcos A. Longa y Marquette, de profesión abogado, quien desempeñaba como notario y era el apoderado del propietario y representante en la isla del Sr. Regil, radicado en México. En 1946 la casa esquinera de Habana y Tejadillo aparece señalada con el No. 203 que mantiene hasta la actualidad. Habiendo fallecido el propietario pasó en herencia a sus descendientes.
En 1949 el local de la planta baja estaba dedicado a Bufete del Dr. Antonio Longa y Ajuria, quien lo heredó de su padre, pasando a desempeñar como apoderado de la familia, ejerciendo la misma profesión de abogado. En la planta alta existían dos locales: uno ocupado por el Sr. Enrique Rodríguez y otro por el Sr. Cubillas. Es de señalar que la dueña también residía en Yucatán, México, sin perder su propiedad en la isla. En 1960 la casa estaba destinada a oficinas en planta baja, donde radicaba el Bufete y Notaría del Dr. Longa, con un pequeño cuarto que ocupaba la persona encargada de la limpieza y en planta alta existía un colegio. Con posterioridad a esta fecha se convirtió en viviendas de múltiples familias alcanzando un alto grado de deterioro, del cual fue rescatado en la actualidad para desempeñar esta nueva función.
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