¿Dos o tres patas?
19 de junio de 2019
|
Las verdades llegan en formas tan diversas como las mentiras
Bryan Aldiss
“Los oscuros años luz”
Hay veces que la técnica choca con el sentido común y lo correcto va contra lo acostumbrado.
Las espigas de conexión en los equipos electrodomésticos, esas que se introducen en la toma o enchufe, son las que nos permiten suministrarle electricidad al aparato. Para eso deben introducirse en la toma que está en la pared o en una extensión, ya que para eso tienen los agujeros correspondientes a las espigas.
En general las espigas pueden ser planas o redondas. Las llamadas planas pueden ser de dos o tres patas cuando tienen tres la tercera pata es habitualmente redonda, y la toma puede también tener dos o tres agujeros, en ese caso el tercero también es redondo.
Cuando las espigas planas tienen dos patas, una de ellas es de una forma diferente, generalmente más ancha, la espiga correspondiente tiene los agujeros de forma que la espiga solo se pueda poner de una manera así siempre se conectará de igual forma garantizando que al equipo llegue según su diseño la electricidad por la parte a la que se le llama “el vivo” es decir coincidiendo “el vivo” de la pared, con “el vivo” del aparato. Es un sistema diseñado a prueba de errores, al parecer.
Cuando la espiga es de tres patas la presencia de una espiga redonda obliga a introducirla en la toma de una sola forma o sea al parecer ocurre lo mismo y el diseño parece a prueba de fallos. Solo que en el caso de las tres patas el tercer elemento es la “tierra” que garantiza un nivel de seguridad para el funcionamiento de los equipos dando un nivel de base anclado a la tierra que brinda la red o la instalación prediseñada del edificio.
Muchas veces la espiga de dos patas de la que se dispone tiene las dos palas iguales y se puede introducir indistintamente en la toma, para algunos equipos, como las entradas de transformadores de fuentes autovolt, por ejemplo, esto es indiferente y cambiarles a la entrada el vivo o el retorno o muerto no los afecta en su funcionamiento, para otros no es así.
Las espigas de tres patas no se prestan a confusión, solo hay una forma de engancharlas además brindan una sujeción mecánica segura y robusta.
Hasta ahora la lógica y la técnica no se contradicen, pero…
Cuando se tiene una toma de dos patas y una espiga de tres patas, ¿Qué haría usted? ¿qué le indica la lógica y que es lo que usted hace siempre?
Lo adecuado es, en orden de importancia, usar una toma de tres patas cuyo tercer agujero esté conectado a tierra; en caso de no disponerse de esta solución y aceptar el riesgo de conectar el equipo a un sistema no aterrado, usar un adaptador de tres a dos patas que permite la conexión a través de las patas planas y oculta la tercera pata, otra solución menos elegante pero también segura es usar un adaptador de dos patas a dos patas (plano-plano), aunque la pata redonda queda al descubierto no cierra ningún circuito, de igual forma se recomienda no tocarla.
La siguiente acción, no es una solución aunque lo parezca y quizás fuera la primera respuesta de muchos de ustedes al plantearles las preguntas al principio: cortarle la tercera pata y conectarlo a la toma de dos agujeros de la pared.
¿Por qué esta acción que se realiza todos los días a lo largo del país no es recomendable?
Hay dos factores fundamentales, la falta de rigidez en la sujeción, que causa la desconexión inesperada del equipo o que salten chispas por la mala conexión, con todas sus implicaciones y la inversión de la polaridad vivo-neutro, que si bien es cierto que no siempre causa problemas no se puede saber de antemano sin revisar las características técnicas del equipo.
Recuerdo un compañero de trabajo que me dijo mientras cortaba la tercera pata “yo siempre lo hago y no he tenido problemas”, y más tarde, con una cara de pesar ante la rotura de su computadora,”tu tenías razón”.
Meter tres patas en dos huecos parece complicado, pero existen soluciones y no siempre implican cortar una pata, pues si esta viene por diseño no sobra.
Galería de Imágenes
Comentarios