¿Dónde está mi voto?
25 de julio de 2014
|Mi contó mi amigo y maestro, el doctor Eduardo Robreño, que en la década de los años cuarenta del siglo pasado, un vecino de su natal barrio capitalino de Colón, aspiraba a un cargo electivo.
Como es lógico, el político contaba con los votos de sus correligionarios del partido, amigos, vecinos, simpatizantes y familiares.
Ah, pero día de las elecciones, después de cerrado el colegio electoral, se procedió al conteo de votos, y entonces ocurrió lo insólito, no aparecía ningún voto a su favor.
Y el hombre se tiraba de los pelos y decía: “Me pueden haber traicionado mis electores, mi familia, mi mujer, pero mi voto… ¿dónde está mi voto?
Hablando de elecciones, electores y elegidos, recordé lo sucedido en los años cuarenta del pasado siglo en el Capitolio Nacional, sede entonces del poder legislativo, es decir, el senado y la cámara de representantes.
Después de una de las sesiones, se encontraba en el Salón de los Pasos Perdidos del majestuoso edificio, un congresista por el Partido Unión Revolucionaria Comunista, intelectual de gran prestigio, quien llevaba como prendedor de corbata, la figura de un burro de plata.
Otro congresista, de un partido de derecha, al saludarlo vio el adorno y le dijo:
“Doctor, ¿es un recuerdo de familia?”
A lo que el comunista respondió:
“No, doctor, es un espejo”.
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