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Domingo Rosillo

10 de enero de 2018

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Las historias primeras de la aviación en Cuba están protagonizadas por tres pilotos no solo audaces, también extremadamente capaces, verdaderos ases del aire, como se les llamaba. Sus nombres fueron Domingo Rosillo, Agustín Parlá y Jaime González.
Rosillo fue el mayor de los tres citados. Nació en octubre de 1878, en Orán, Argelia, y obtuvo su licencia de piloto en 1912, por lo que la gran aventura de la aviación que recién surgía lo tomó con más de 30 años. Con ardores juveniles y decisión a toda prueba, en febrero de 1913 Rosillo adquirió en París un monoplano tipo Morane Saulnier de 50 caballos de fuerza; con ese aparato el 11 de abril rompe el récord de altura impuesto en Cuba por el francés Roland Garros.
Sin embargo, a Rosillo le quedaba por cumplir su gran anhelo y hazaña: el primer vuelo Cayo Hueso – La Habana, el 17 de mayo de 1913. Rosillo aterrizó sin contratiempos y con mucha alegría en el aeródromo (tal era su denominación) del campamento de Columbia, en La Habana. El suceso fue noticia en la prensa nacional e internacional, pues ya existía rivalidad entre Rosillo y Agustín Parlá por realizar primero el vuelo, dotado en una cuantiosa bolsa económica de 10 000 dólares conferida como premio por la Compañía Curtiss de Aviación.
Rosillo lo recordaría así:

“Pocas veces en el transcurso de una vida se libra bajo un cráneo la horrible batalla que en el mío se formó la memorable fecha del 17 de mayo de 1913, en que gracias a Dios y al excelente motor Gnome que ligero y sólido llevaba, pude batirme cara a cara con la muerte y salir triunfante.
Aquella gloriosa mañana, viví diez años en las dos horas, 30 minutos y 44 segundos, que duró el recorrido. Antes de emprender el vuelo ¡cuántas encontradas ideas se agolpaban en mi cerebro!”.

Jamás se había visto tanto público en el Malecón habanero para recibir al héroe, cuya trayectoria era seguida en alta mar por barcos que fijaban el recorrido y anunciaban su cercanía a la costa cubana.
Se suponía que el mismo día partiría Agustín Parlá pero este no pudo hacerlo. Lo haría dos días más tarde con el mismo empeño y aterrizaría exitosamente en el Mariel.
Nacionalizado cubano, querido y respetado, aunque no carente de apremios económicos, Domingo Rosillo murió el 28 de noviembre de 1957.

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