Desde “Patria”, José Martí contra la anexión
21 de octubre de 2022
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Desde los años 80 del siglo XIX se fue manifestando en Cuba una corriente favorable a la anexión de la isla a Estados Unidos, a partir de que aquel país rápidamente se iba convirtiendo en el principal mercado de las producciones cubanas de azúcar crudo y de tabaco en rama, en el abastecedor de las manufacturas requeridas en la Isla, donde ya los capitales norteños iban invirtiendo directamente. Ante la presión de los sectores de la burguesía hispano-cubana, España firmó un tratado comercial con Estados Unidos que daba facilidades arancelarias a las producciones insulares antes dichas, y rebajaba las importaciones de las industrias del norte.
Martí, cuyo sagaz análisis crítico de la sociedad estadunidense era ya muy profundo, para entonces ya advertía en sus escritos acerca del peligro para toda Latinoamérica, y particularmente para las Antillas, del expansionismo económico y territorial hacia el sur de los nacientes monopolios y de muchos de los políticos. Al crear el Partido Revolucionario Cubano e iniciar su labor unitaria entre los emigrados y los patriotas en la Isla, Martí dedicó atención particular al tema de la anexión, exactamente lo opuesto a su proyecto de independencia para Cuba y Puerto Rico y de concertar a los pueblos de Nuestra América frente al naciente imperialismo estadounidense. Así lo hizo en su periódico Patria desde sus primeros números.
El 2 de julio de 1892 publicó un medular texto titulado “El remedio anexionista” en el cual analiza cómo “los mantenedores de la dominación española” renovaban los trabajos anexionistas que se habían manifestado a mediados del siglo ante el temor del cese de la esclavitud. Buen conocedor de Estados Unidos, Martí aclara que allí no se movería tal posición hasta que estallase “la angustia” de Cuba”, y que si los enemigos de la guerra independentista buscaran a ese aliado extranjero, este justamente aconsejaba la guerra para aprovecharla para sí, todo lo cual el Maestro lo entiende, por un lado, como la muestra del fracaso del colonialismo español, y, por otro como la labor del Partido era “la solución más preparada y posible”, “la solución popular e histórica”, “la solución natural e inevitable.” El peligro anexionista, para él, no era desdeñable, pues había “la creencia honrada de muchos cubanos en la ineptitud de Cuba para su propia redención, y la opinión de ruindad constitucional e irredimible incompetencia en que nos tiene el pueblo de los Estados Unidos, por ignorancia y preocupación, por la propaganda maligna de los políticos ambiciosos, y por el justo desdén del hombre libre al esclavo.”
Más adelante señala el Maestro que la idea de la anexión “es un factor grave y continuo de la política cubana.” Y hacia el final del escrito caracteriza que en Estados Unidos la anexión es “la política de espera de una república que se declara ya agresiva, y nos comprende, como puesto de defensa necesaria, en su plan de agresión…”
Admira la profundidad del análisis martiano de este asunto, un ejemplo más de la agudeza y penetración por los caminos transicionales de su época.
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