Del Banco Mendoza al Museo Numismático

21 de octubre de 2016

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Yamira Rodríguez Marcano

 

 

Situada en la Calle Obispo No. 305 entre Aguiar y Obrapía, la sede del Museo Numismático fue otrora la del Banco Mendoza, uno de los primeros en formar el Distrito Bancario –de O’Reilly a Amargura y de Mercaderes a Compostela– el cual centralizó las transacciones financieras más importantes del país en las primeras décadas del siglo XX.
Mendoza y Cía. fungían como exportadores y corredores de azúcar, de valores y de sacos y envases de azúcar, así como la compra y venta de bienes inmuebles. Exportaban también alcohol, mieles y siropes y el azúcar crudo y refino.
La bonanza de sus negocios les permitió comenzar a construir, en 1915, su propia casa bancaria en el sitio donde existía una casa de mampostería y azotea con altos, señalada con el número 63 de la calle del Obispo, según consta en escrituras de 1885 en el Registro de la Propiedad. El antiguo inmueble fue demolido y en su terreno se levantó el nuevo edificio con licencia No. 5562, Expediente No. 35592 del Ayuntamiento de esta ciudad y declarado utilizable el 14 de agosto de 1916. El proyecto le fue encargado al arquitecto Esteban Rodríguez Castell y a los contratistas arquitectos Morales y Mata, ambas firmas muy reconocidas en el mundo de la construcción por esos años.

 

El menor Francisco Gorriarán y Alonso tenía inscrita a su favor esta finca y a través de su apoderado Sr. Jesús María Barraqué y Adué, la vendió en el mismo año de 1915 a la Sociedad Mercantil que giraba bajo la razón de “Mendoza y Cía.”, constituida por escritura otorgada el 4 de diciembre de 1911, inscrita en el Registro Mercantil y representada por su gerente don Pablo González de Mendoza y Pedroso por el precio de 34 000 pesos en oro americano.
La siguiente descripción aparece en los asientos del Registro de la Propiedad fechados en 1916:
“Se compone de sótano, planta principal y una habitación en la azotea. Su fachada está construida de piedra dura de Jaimanitas, con zócalo de granito americano y sus puertas y ventanas son de cedro, hierro y bronce. Las paredes están construidas de ladrillo con armazón de acero y pilares de cemento armado y los techos son de cemento armado con cabillas de acero. Además el techo del piso principal está artesonado con grandes casetones de yeso y lucernario con vidriera emplomada. En este piso, las paredes están vestidas con polvo de piedra de Caen.
Tiene bóveda en el sótano, mostradores en el salón principal, construidos de mármol Rosato de Italia, con rejas de bronce y cristales grabados. Consta además de los correspondientes servicios sanitarios.

 

Los pisos son de Terrazo en el sótano, de mármol en el principal y de porcelana, mármol y mosaicos en los servicios sanitarios… y mide 13m 45cm de frente, 20m 27cm por el costado derecho, 21m 32cm por el costado izquierdo y 13m 11cm de fondo, cuyas medidas hacen una superficie total de 276m 22cm cuadrados”. Su valor: 90 000 pesos en oro del cuño de los Estados Unidos.
Sin diferir de lo descrito anteriormente en las actas del Registro de la Propiedad, los documentos del Archivo Nacional aportan dicha información en la Memoria Descriptiva del proyecto, esencialmente la referida a los materiales constructivos y características generales del inmueble. De allí que se hable del hormigón armado empleado en su estructura general, en tanto que los muros interiores se hicieron de ladrillo y la fachada en piedra de cantería de Jaimanitas, como ya se mencionó.
Contaba al inicio el proyecto de una sola planta y luego, en 1918, se le incorporó un segundo piso a manera de ático, cuyo salón corrido se utilizaría para oficinas y se colocaría un lucernario sobre el patio, para lo que era necesario quitar el pretil existente. El resto de las paredes también serían de ladrillo.
La columna, elemento constructivo por excelencia en estas edificaciones, fue escogida nuevamente para dominar la entrada al edificio, esta vez en número de cuatro sobre elevados pedestales de granito rojo. Su interior, aunque menos ampuloso que otros edificios destinados a bancos, incorporó también el uso de mármoles, maderas preciosas, cristalería fina y mosaico de la mejor calidad para el revestimiento de sus pisos. Para las lámparas se diseñaron rosetas de yeso y el cedro se escogió para la carpintería en la que se destaca la persianería francesa.

 

La sociedad Mendoza y Cía., modificada en distintas oportunidades y por último el 28 de marzo de 1942, representada por su socio gerente don Pablo G. Mendoza y Pedroso, en uso de las facultades que le concedían los estatutos sociales, aportó, cedió y traspasó este inmueble, con cuanto le era anexo y correspondía, a la Sociedad Anónima Investmen Trust Company (Compañía Fideicomiso de Inversiones) por el precio de 14 000 pesos moneda oficial en 1953.
En 1954 sus miembros deciden disolver la Sociedad, por lo que doña María, doña Josefina y doña Gloria González de Mendoza y Goicochea y don Enrique Conill y González, inscriben a su favor, por cuartas e iguales partes proindiviso, el dominio de esta finca que adquirieron por título de disolución de sociedad. Estos señores constituyen luego, en 1955, una Sociedad Mercantil Anónima bajo la denominación de Edificio Tres-cientoscinco, Sociedad Anónima, con domicilio en Obispo 305, para dedicarse a la explotación de la propiedad inmueble y en general a toda clase de negocios y operaciones comerciales, pasando el edificio a su propiedad por título de aportación.
Esta compañía dio en arrendamiento la totalidad de la edificación a la Sociedad Regular Colectiva Luis Mendoza y Cía. y tanto el propietario como el arrendatario se mantuvieron hasta 1958, último año en que aparece registrado el inmueble.

Después del triunfo de la Revolución, aún con el proceso de nacionalización de las empresas privadas, el edificio mantuvo su función para oficinas. Fue durante varias décadas la sede de la Dirección Municipal de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
Hoy conserva su sobriedad y elegancia características. Es por ello que las propuestas para su nuevo uso fueron pensadas en correspondencia con ellas.
Tomando los parámetros decorativos de los bancos de la época, la nueva intervención se propuso la conservación y restauración de elementos originales como los pavimentos de mármol, el reloj del espacio central, las divisiones de mármol y cristal, las molduras de yeso de muros, columnas y techos donde resalta el casetonado, las cajas fuertes en el sótano y la puerta de la bóveda del antiguo Banco Mendoza.
El nuevo Museo Numismático ofrece al visitante ávido de admirar sus valores –estimados en más de 3 millones de dólares– salas con exposiciones permanentes, dedicadas a la Medallística y al Circulante Monetario, así como una Biblioteca y un Centro de Documentación que contienen volúmenes especializados de referencia al tema numismático, cuenta, además, con una tienda. Pero lo más importante será comprender el edificio como una obra museable en sí misma, donde se aprecian los rasgos de la tipología bancaria y los valores arquitectónicos de este magnífico ejemplo del patrimonio de la entonces Habana moderna.