¿De qué no habla la crítica literaria en Cuba?
18 de septiembre de 2015
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Podría pensar que los críticos literarios callan, como en un rito de iniciación, esperando que la palabra salte desde el silencio. Podría, incluso, afirmar que callan para pronunciar más claro. Podría, pero les hago un menguado favor. ¿Callan porque no tienen que decir o porque teniendo, prefieren no asumir los riesgos y responsabilidades de la palabra pública? ¿Por qué se abisman?
Siguiendo en el orden de las especulaciones, también tenemos derecho a pensar que nos ha abandonado el hábito de la discusión y el diálogo; que, no existiendo este, tampoco se han creado espacios para su ejercicio consuetudinario. Haría falta un moderno árbol de las palabras, un ágora o, al menos, una plaza, un periódico, una revista, que le devuelvan al crítico y a la Crítica su sitio, papel y reconocimiento. Las más de las veces, lo que no existe debería ser creado por el propio crítico, no asumiendo actitudes infantiles y dependientes de un arriba distante e innombrable. Creemos la Crítica cotidiana, impongámosla. Una de sus consecuencias sería su extensión a espacios y sectores de la sociedad, que tanto o más que la Literatura y el Arte, la necesitan. Construyamos la realidad, sometámosla a los rigores del pensar responsable.
Los esfuerzos editoriales –mezcla de sensibilidad, espiritualidad y economía– no llegan a su plenitud porque los críticos no se molestan en reseñarlos y valorarlos. La editorial muere en silencio y los lectores, de inanición teniendo que leer. En días pasados, esperando resolver asuntos pedestres, entré en una librería habanera –más bien almacén de libros y mugre– que ocultaba tesoros. Por unos instantes me sentí Karma Lingpa, tibetano que descubrió el Bardo Thodol, obra de Padma Sambhava con título mal traducido e interpretado. Allí se encontré algunos de los libros más importantes publicados en Cuba en los últimos meses, y que de paso recomiendo. Ellos son ejemplo de ese morir descalzo:
Editorial La Luz:
– Un señal menuda sobre el pecho del astro, (Ensayos). Gastón Baquero.
– Saint-John Perse. El mar como un cielo. Traducción, selección y notas de Manuel García Verdecia
Editorial Unión:
– Paginario disperso. Gastón Baquero
– Quemadura y fulgor. Jesús David Curbelo
Editorial Arte y Literatura:
– Pequeño Tarikh. Apuntes para un diccionario de poetas africanos. RogelioMartínez Furé
– María Zambrano, por los claros del bosque. Selección, prólogo y epílogo de Virginia Trueba y Leonardo Zarría
Sirvan de muestrario incompleto de libros olvidados e ignorados por la crítica literaria cubana, que pudiendo, no llegarán en lo inmediato a los lectores. En próximas semanas pasaré del ver y el juzgar al actuar. Prometo lanzar la primera piedra.
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