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De perros y gatos

1 de abril de 2016

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Tema 55. Perros y gatos

 

 

El 20 de febrero se celebra el Día Internacional del Gato, mientras que el 21 de julio se conmemora el Día Mundial del Perro.
Entre los amantes de los perros y los gatos existe el debate sobre si el perro es más inteligente que el gato o viceversa. Los que prefieren a los felinos consideran que es un animal superior al resto y quienes aman a los perros sostienen que sus actitudes y capacidad de aprendizaje demuestran su inteligencia.
Los perros muestran una mayor disposición a aprender nuevos trucos, mientras que los gatos, una mayor independencia.
En el Instituto Can Cog Technologies de Toronto, Canadá, se han realizado algunos estudios en perros y gatos, que han demostrado que los perros tienen una mayor disponibilidad para aprender tareas, mientras que los gatos cometen más errores. En las pruebas relacionadas con la memoria, los perros recuerdan tres elementos, mientras que los gatos solamente dos.
A pesar de que el cerebro de los perros es mayor, este no es un factor determinante de la inteligencia. Por ejemplo, se demostró que los perros tienen menos neuronas que los gatos, estos tienen 300 millones de neuronas, mientras que los perros poseen 160 millones solamente. ¿Estos quiere decir que los gatos son más inteligentes que los perros?
Los investigadores apuntaron también que los animales sociales suelen ser más inteligentes, ya que necesitan resolver problemas relacionados con la convivencia y la comunicación. Si bien, perros y gatos tienen la capacidad de relacionarse con los seres humanos, los perros resultaron los ganadores por su capacidad social, la relación entre ellos y con las personas. Cuando los animales conviven con las personas, se originan nuevas demandas para ellos. Así, se vio que los perros responden mejor a estas demandas. Los perros son capaces de seguir órdenes, sin embargo, los gatos demandan atención a través de sus maullidos. Según los expertos, esta conducta indica un avance en la inteligencia de los perros a medida que se incrementa su vida social, mientras que no ocurre lo mismo con los gatos. ¿Significa esto que los perros están mejor posicionados para algunas tareas? Es posible, pero, de todas maneras, la primera pregunta no queda total y satisfactoriamente contestada. Es verdad que los perros se han consolidado como excelentes animales de compañía, pero, siguen las interrogantes acerca del comportamiento de los perros y su forma de responder a determinados estímulos de la vida familiar y social. Todos conocemos la expresión “el perro es el mejor amigo del hombre” y son incontables las muestras de incondicionalidad y afecto mostradas por los perros en todos los escenarios en los que el hombre los necesitó. Pero, aún es una interrogante cómo los perros aprenden del hombre, cómo se hacen entender.
Ellos recurren a una amplia gama de comportamientos sociales, de gran similitud con el de los seres humanos. Reaccionan al lenguaje corporal de las personas que los rodean, a las órdenes verbales y a distintos estados de atención. Pero surge la pregunta, ¿Nuestros perros observan el comportamiento humano en distintas circunstancias, para luego reaccionar en consecuencia, o actúan según el aprendizaje que les ha dado la experiencia?
Investigadores de la Universidad de Florida, Estados Unidos, llevaron a cabo dos experimentos para comparar las reacciones de los perros domésticos, perros pastores y lobos, en relación con diferentes estímulos. La prueba principal consistió en dar a las tres especies la oportunidad de pedir comida a una persona atenta o a otra a la que el animal no podía ver. De este modo comprobaron que los lobos, pese a su naturaleza salvaje, son capaces de pedir comida acercándose a los humanos atentos. Tanto los domésticos como los que no lo son, se comportaron de acuerdo con el grado de atención del humano.Otras interesantes conclusiones revelaron que tanto los lobos como los canes domésticos fueron mejorando notablemente sus modos de responder con la práctica. Los expertos concluyeron que el comportamiento canino se basa en la voluntad de estos animales para aceptar a los seres humanos como compañeros sociales, lo que se combina con una capacidad innata para seguir las acciones de las personas en las que confían, con el fin de recibir confirmación de que lo que están haciendo es lo correcto.
En relación con el aprendizaje de los gatos, los expertos señalan que es algo que está sucediendo todo el tiempo, sin importar si estamos tratando intencionalmente de enseñarle algo o no. Este aprendizaje puede tener lugar al primer intento o tras muchas repeticiones. Las nuevas experiencias pueden ayudar a reforzar lo que ha aprendido previamente o enseñarle algo diferente. Mientras el animal está aprendiendo también está desarrollando asociaciones negativas o positivas sobre cómo le hacen sentir las cosas. Los gatos aprenden utilizando algunos principios básicos, como es la familiarización, este proceso permite que los gatos aprendan qué cosas de su entorno son irrelevantes para ellos, o sea, aquellas que no tienen consecuencias ni negativas ni positivaspara él, y por lo tanto se perciben como inofensivas y pueden ser ignoradas. Este aprendizaje tiene lugar gracias a la exposición repetida a las mismas cosas. La familiarización es por lo tanto un importante proceso de aprendizaje durante la adaptación a un nuevo entorno, en el que el nuevo integrante de la familia tiene que aprender lo que es importante y lo que no lo es.
Otro aspecto es la sensibilización, que puede ser considerada como el opuesto de la familiarización, y es el proceso por el que la exposición repetida a algo conduce a un aumento de la reacción del animal. Esta reacción se observa con mayor frecuencia en relación a la exposición repetida a algo que es percibido de forma negativa por parte del gato.
Dijo Aristóteles algo así: “Cuando dos cosas suelen ocurrir juntas, la aparición de una traerá la otra a la mente”.
En los gatos se cumple, por ejemplo, cuando el gato oye la puerta del armario de la cocina o del refrigerador donde se guarda su comida; automáticamente él viene corriendo hasta la cocina, maullando, ronroneando, frotándose contra uno y posiblemente dando vueltas. Este es un proceso de aprendizaje que se basa en la asociación coherente del sonido antes de la presentación de la comida.
El gato también aprende por observación, esto se basa en la conducta de otro individuo. Está demostrado que tanto los gatos adultos como los gaticos pequeños son capaces de aprender a realizar una tarea con sólo mirar a otro gato. En los gatos que viven juntos y se llevan bien a menudo se enseñan unos a otros ciertos comportamientos particulares, por ejemplo, salir de la casa a través de una rendija. Este tipo de aprendizaje es el más común durante la cría de los gatos con sus madres; en ese periodo se produce bastante aprendizaje observacional en los gaticos al ver a su madre. Los estudios han demostrado que los gaticos son más rápidos en el aprendizaje de una tarea si es su madre a la que ven hacer dicha tarea, en lugar de a otro gato desconocido.
Casi podemos afirmar que los gatos, más que enseñarles nosotros, ellos aprenden de nosotros. Por lo tanto, debemos ir marcando pautas para enseñarles lo que queremos realmente y cómo queremos que se comporten. ¡Ah! Y nunca debemos dudar en premiar cuando ellos hacen las cosas bien.
Entre los fanáticos de cada especie siempre existirá la eterna batalla sobre la inteligencia de los perros y los gatos, pero cada uno tiene sus características particulares que los hacen únicos.

Es imposible establecer una comparación completa entre dos tipos diferentes de animales, con distintas tareas y comportamientos.

Recordemos que…

“La Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”.

 

Solo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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