Cubanos en México y su accesible entrada por los puertos Progreso y Veracruz

29 de abril de 2016

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José Reyes Fortún

 

 

Para los años treinta y cuarenta del siglo XX se produce lo que, estudiosos e historiadores, han calificado como “diáspora musical cubana hacía México”.
La cercanía entre los puertos occidentales de Cuba y Yucatán, y las líneas de vapores en contacto directo entre estos, amén de la baratura de los costos de transportación (aún las líneas de vuelo eran caras e irregulares) devino fácil acceso para los músicos cubanos en esa “diáspora espontánea” hacia la península y viceversa.
Muy pronto, Mérida, Puerto Progreso, Veracruz y otros enclaves de la península, conocieron de boleristas, cancioneros, soneros, bailarines, rumberos y guaracheros cubanos; también miniformatos vocales instrumentales como el Trío Matamoros, y otras agrupaciones con una mayor amplitud de integrantes como el Conjunto Casino, todos luego contratados en el Distrito Federal por importantes radioemisoras.
Se conoce que por Yucatán, entraron en algún momento, músicos que, después de una loable estancia en una buena parte de México, incluyendo el D.F. decidieron pasar a Estados Unidos; entre otros: Miguelito Valdés, Vicentico Valdés, Mongo Santamaría, Armando Peraza, Panchito Riset. Otros optaron por permanecer cortas, medianas o largas temporadas en México, haciendo teatros, cabaret, radio y participando en la cinematografía, como Amelita Vargas, Rosita Fornés, Amalia Aguilar, Francisco Repilado “Compay Segundo”, Rosa Carmina, Ninón Sevilla, Maria Antonieta Pons, Kiko Mendive, Clemente Piquero, Dámaso Pérez Prado, Orlando Guerra “Cascarita”, Aurora Línchela, Benny Moré, Yeyo Estrada, Humberto Cané, Rita Montaner; y los rumberos Silvestre Méndez, “Tabaquito”, Garcerán, Mongo Santamaría, Armando Peraza, y Mariano Mercerón y su orquesta; este último, aunque no entró por Yucatán, tuvo una fructífera estancia en Mérida y Veracruz. Si bien no todos entraron por la península, la mayoría de este talento artístico alcanzó sonados éxitos en Mérida y Veracruz, dos ciudades con una activa vida musical nocturna.