Cuarenta y cinco años de imagenología satelital en la Meteorología cubana
28 de marzo de 2014
|Cada 23 de marzo Cuba conmemora con la Organización Meteorológica Mundial (WMO/OMM) la firma del Convenio de esa entidad especializada del sistema de Naciones Unidas. Nuestro país está entre los fundadores de la OMM, creada en 1950, y desde entonces el jefe del Servicio Meteorológico Nacional ha sido, ex oficio, representante del Estado ante la misma. Tradicionalmente, el Día Meteorológico Mundial alude a un tema que enfatiza la efeméride, y en 2009 será: El tiempo, el clima y el aire que respiramos.
Sin embargo, este mes de marzo conlleva un significado adicional y trascendente, porque coincide con el cuadragésimo quinto aniversario del servicio de recepción de imágenes de satélites meteorológicos, inaugurado en igual fecha de 1969, en la sede del Instituto de Meteorología. Poco camino habían recorrido las tecnologías de percepción remota desde plataformas cósmicas, cuando llegaban a Cuba como resultado de los programas de colaboración científica suscritos entre la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba y el Servicio Hidrometeorológico de la antigua Unión Soviética.
La tecnología de satélites para la vigilancia meteorológica llegó a Cuba durante la segunda quincena de febrero de 1969, con la infraestructura de una estación receptora móvil. Los medios técnicos arribaron por el puerto de La Habana y fueron trasladados de inmediato a la Loma de Casablanca, donde comenzó el proceso de preparación y montaje de los equipos en los primeros días de marzo. Fue ejecutado por un grupo de especialistas cubanos encabezados por los ingenieros Orlando Núñez y José Castellanos, previamente preparados y entrenados en la URSS.
Dada su configuración amovible, el módulo de la estación estaba en el interior de un vehículo de remolque color verde olivo, soportado por ocho ruedas. La antena, de doble espiral, se hallaba en la parte superior de la casamata del carro. El 15 de marzo todo estaba a punto para realizar las primeras pruebas, tras el ensamble y comprobación del ajuste de los equipos. El día 16 la estación captó las primeras imágenes.
Cada recepción comenzaba después de recibirse el denominado “tono de arranque”, emitido por los dispositivos del satélite. Después se esperaba la “señal de fase”, y a continuación comenzaba la transmisión de la imagen. Con el primer ensayo se compuso un mosaico de cuatro fotografías, recibidas entre las 10:04 a.m. y las 10:20 a.m. (hora de Cuba). Estos cuadros permitieron identificar los patrones nubosos de varios sistemas meteorológicos en el área de interés para Cuba, entre ellos un extenso ciclón extratropical y un frente frío extendido hasta la costa norte de nuestro archipiélago.
Según los procedimientos usados entonces —cuando la tecnología digital era un sueño lejano—, cada imagen debía ser llevada a un negativo fotográfico común que había que revelar antes de obtener el resultado final en positivo. Posteriormente se insertaban los puntos de referencia y la red de coordenadas geográficas. La estación disponía de dos conjuntos de recepción similares y de otros dispositivos auxiliares, entre ellos un osciloscopio que facilitaba la sintonía de la transmisión, y un generador eléctrico.
Las imágenes procedían de tres satélites: uno situado a 1 400 kilómetros de altura, y otros dos a 35 000 kilómetros, sobre los océanos Atlántico y Pacífico, cuyas cámaras eran sensibles sólo al espectro visible. Así se cubría un área geográfica que abarcaba en latitud desde la Península del Labrador, en Canadá, hasta la zona centroccidental de América del Sur; y en longitud desde la costa del Océano Pacífico peruano hasta las Islas Azores y Cabo Verde, en el Atlántico lejano.
Como ya se ha dicho, la inauguración oficial de la estación tuvo lugar en un acto efectuado en la mañana del 23 de marzo de 1969, coincidiendo con el Día Meteorológico Mundial, y abrió el camino, que hoy nos parece cotidiano e intrascendente, de observar el estado del tiempo desde muchos cientos de kilómetros de altura.
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