Cuando el alma hace sufrir al cuerpo
19 de mayo de 2014
|Ya hemos comentado en más de una ocasión que el estado de salud, ese que propicia el equilibrio dentro del proceso salud – enfermedad no se limita a una simple ausencia de enfermedad, sino que es más bien un estado de bienestar físico y mental, de gozo, de sentirse bien, concepto que la organización mundial de la salud ha planteado a la vez que afirma que cerca del 90% de las enfermedades tienen un origen psicosomático, lo cual quiere decir, que cuando hay cierto desequilibrio en el orden psíquico, pues puede hacer presente una serie de síntomas que tienen que ver mucho mas con el cuerpo humano y con su funcionamiento en el orden orgánico.
Cuando no se propicia el equilibrio adecuado y no se asume la enfermedad como debe ser, estas pueden involucionar mas rápidamente, los tratamientos médicos son menos efectivos y al ser enfermedades crónicas, que quiere decir que no tienen cura, pero que pueden ser controlables y mejorar la calidad de vida del enfermo.
Otro aspecto que ya hemos tratado en otras ocasiones es el del manejo del estrés, la forma de asumirlo, de controlarlo y de adecuarlo para que no se establezca y pueda causar daños mayores en el ser humano, así como de las necesidades no satisfechas, de las frustraciones, que en ocasiones, pueden provocar el desarrollo de algunas enfermedades no psíquicas en su esencia.
Pongamos un ejemplo que es bastante frecuente y me refiero a ese salto que se produce en ocasiones en el estómago, así lo expresamos siempre: “tengo un salto en el estómago”. Lo anterior se puede producir cuando sentimos una marcada ansiedad, y en realidad lo que sucede es que el organismo esta enviando un mensaje de que algo no esta funcionando bien y es por ello que se siente ese llamado salto en el estómago. Este síntoma, así como sudoraciones, vómitos, diarreas, náuseas, y muchos otros que nos pueden parecer orgánicos, en realidad tienen su origen en las más diversas alteraciones del sistema nervioso central.
En el ejemplo que citamos, se produce porque hay una conexión entre el cuerpo y la mente, donde está determinando todo lo que se piensa, siente y hace la persona. Es decir, cualquier situación de descompensación psíquica, se refleja con dolor en el cuerpo, con alteraciones orgánicas, porque la relación mente – cuerpo es una realidad estudiada y comprobada.
Hay ocasiones que acudimos al médico con vistas a que nos indique un chequeo clínico, a que nos reconozca, incluyendo en ocasiones estudios radiográficos, y los magnéticos más actuales y puede que el resultado en todos los exámenes realizados sea negativo, es decir, no hay diagnóstico de ninguna enfermedad o trastorno orgánico.
Este fenómeno que se produce cuando nos hacemos un chequeo médico y no aflora ninguna enfermedad, aunque tenemos y sentimos los síntomas, que son ciertos, existen, pero no hay presencia de una enfermedad, es porque en realidad es en el funcionamiento orgánico de ese cuerpo donde se reflejan estas alteraciones de índole emocional o psicológica y que las asume, digamos, como una especie de descarga emocional negativa que termina desequilibrando el funcionamiento orgánico del mismo.
Resulta en ocasiones embarazoso asumir que algunas situaciones emocionales complicadas, inesperadas, esas que a veces nos siembran la duda o nos convencen de que no se pueden asumir con positividad, con firmeza, que es imposible enfrentarlas o mas bien asumirlas, puedan provocarnos marcadas alteraciones en el funcionamiento orgánico, es decir, pueden enfermar el cuerpo.
Hay ocasiones en que también las mas positivas emociones pueden provocar esta sintomatología en el cuerpo, y si quieren percatarse mejor de esto último, piensen cuantas personas han enfermado o han fallecido ante una emoción positiva, ante una buena noticia no esperada, que por supuesto, son mucho menos frecuentes, pero no se pueden obviar, porque el cuerpo puede indistintamente sufrir alteraciones de tipo orgánico, tanto ante emociones positivas, buenas noticias o circunstancias muy esperadas y agradables, como ante las mas desdichadas y negativas, sobre todo, cuando unas u otras llegan sorpresivamente o cuando no son esperadas.
Hoy en día es reconocido y probado en infinidad de estudios desarrollados no solo por las Ciencias Psicológicas sino también por las medicas, la estrecha relación entre los procesos emocionales en la manifestación y desarrollo de ciertas enfermedades, aseverándose que las alteraciones del sistema nervioso que mas se presentan en estos casos es la depresión, la ansiedad y las crisis de angustia.
Lo anterior nos confirma la necesidad e importancia del tratamiento psicoterapéutico en estos casos, sea por la presencia de una enfermedad en el cuerpo o no, y en este sentido, todavía existen prejuicios y tabúes con relación a las causas por las cuales se asiste a un especialista en salud mental, lo que niega totalmente esa fatalista afirmación de que: “Yo no estoy loco para ir al psicólogo o al psiquiatra”, tema al que tendremos que recurrir en otro momento. Les propongo la próxima semana.
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