Continúa en La Habana, Salón de Arte Contemporáneo

2 de octubre de 2014

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Estrella Díaz

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Artes plásticas, Sexto Salón de Arte Contemporáneo

Fotos Alexis Rodríguez

 
Aún quedan varias jornadas del presente Sexto Salón de Arte Contemporáneo, un encuentro que visibiliza las más recientes propuestas del arte joven y que ha sorprendido a más de uno por lo novedosa de algunas de las obras y por el carácter transgresor de otras.

Uno de los aspectos más interesantes del presente Salón, creo, es la abultada cantidad de encuentros teóricos que se han realizado —y otros que están por suceder— y que colocan  sobre el tapete temas vitales relacionados con la creación artística.
Recientemente en la Fototeca de Cuba, situada en la Plaza Vieja del Centro Histórico de la Ciudad, se efectuó un panel relacionado con el Coleccionismo institucional en el que se puso de manifiesto aciertos y desaciertos en este sentido.
Rubén del Valle, presidente del Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP), ofreció una amplia panorámica sobre el tema y se refirió a la crisis económica de los años 90 “que fue la que obligó al arte cubano a entrar en el mercado internacional” porque hasta el momento el artista no vivía de comercializar la obra. Recordó que a pesar de que el comercio institucional “es una necesidad” y que ha sido un tema ampliamente debatido “desde el 2007 no se ha logrado materializarlo y constituye hoy una gran carencia”.
En otro momento de su intervención del Valle subrayó que en Cuba no existe una política fiscal inteligente que favorezca el atesoramiento y, tampoco, se cuenta con un museo de arte contemporáneo: “esa laguna implica una paradoja porque hay un movimiento artístico muy fuerte, que no cuenta con un espacio físico que lo privilegie” e, igualmente, el asunto del almacenaje “no ha sido resuelto”.
Afirmó que el CNAP desarrolla una política de compra de obra de los Premios Nacionales de Artes Plásticas,y resalto que se “han adquirido un grupo de piezas, pero el reto es buscar un espacio para solidarizar la obra”, concluyó.
Corina Matamoros, curadora y especialista del Museo Nacional de Bellas Artes, fue otra de las panelistas quien en su intervención dejó claro que “el patrimonio es un modo de producción cultural en sí mismo” y que “el arte contemporáneo es un patrimonio vivo con el que siempre están trabajando los actores sociales, las instituciones y también los artistas creando un nuevo tipo de arte”.

Hizo un amplio recuento de la historia del Museo y —a modo de ejemplo— recordó que la escarapela(una bandera cubana de apenas cinco centímetros) que pertenecía al padre de la patria, Carlos Manuel de Céspedes, y que poseía el Héroe Nacional Cubano, José Martí, al caer en Dos Ríos, fue una de las piezas primeras que atesoró el Museo y que fue transferida —y hoy está depositada—en la Casa Natal del apóstol en la calle Paula.Esa es otra de las características del Museo el aportar a otras siete instituciones “piezas que se avienen a sus respectivos perfiles”.

Recordó Matamoros que el primero de noviembre de 1910 se lanzó la convocatoria que daba a conocer la intención de crear un Museo Nacional y, curiosamente, la mayoría de los objetos donados —de lamás diversa índole— guardaba relación directa con las Guerras de Independencia: “por lo que afirmó que cuando nace el Museo, en 1913, ese crea como un proyecto de la nación cubana”.

Comentó que, por ejemplo, la Academia de Artes de San Alejandro donó gran cantidad de obra y se realizaron campañas importantes para conformar la colección de arte europeo: “muchas de esas obras aún se encuentran en nuestras salas”, dijo la especialista.

Subrayó que en 1954 quedó inaugurado el edificio —hoy el de Arte Cubano—, acontecimiento que despertó el interés por el coleccionismos y de los coleccionistas; recordó como curiosidadque “Fernando Ortiz y Lidia Cabrera crearon una sala de etnología y folklor, algo que para la época fue una decisión muy arriesgada y transgresora”.

Igualmente se refirió a las significativas donaciones que realizaron el marqués de Lagunillas (arte de Egipto, Grecia y Roma) y la duquesa de Pinar del Río (el legado Carvajal), y rememoró  que en el propio 1959 —año en que triunfa la revolución—, se organizó la Exposición de obras de arte recuperadas“a partir de lo que la burguesía dejo al abandonar el país precipitadamente”. La primera exposición de un artista revolucionario fue de Osneldo García y, en 1961, se inaugura la primera exposición retrospectiva de Servando Cabrera Moreno: “estar al lado del artista, acompañarlo, ha sido política fundacional del Museo, que aún continuamos”, finalizó.

La especialista NahelaHechevarria de la Galería Haydee Santamaría, recordó que crear un museo dedicado arte popular latinoamericano “fue una idea de Haydee (heroína de la revolución y fundadora de la Casa de las Américas) y significó que “la primera exposición se realizó en julio del propio 59”, año en que se funda la Casa —una de las primeras instituciones culturales nacidas al calor del triunfo revolucionario.
“La Casa de las Américas nunca ha comprado una obra, sin embargo hoy cuida con gran celo más de veinte mil piezas, cifra que demuestra —y es expresión— de la confianza que el artista latinoamericano tiene depositada en la institución”, concluyó.