¿Conoce usted el nombre de todos los medicamentos que toma?

1 de mayo de 2015

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Diana García García

Algo que he observado con frecuencia al conversar con personas amigas, es que queriendo hacer un comentario en relación con los efectos observados, muchas veces buenos, de los medicamentos que toman, muchas veces les cuesta trabajo recordar, o incluso no lo consiguen, identificar su nombre con total claridad.
De este desconocimiento u olvido he sido testigo tanto con personas de edad avanzada, a las que quizás por esta causa pudiera achacárseles su conducta olvidadiza, como también con personas más jóvenes, completamente activas, en las cuales no consigo encontrar ninguna razón que me explique el motivo para este comportamiento.
Muchas veces tratando de ayudarme a “adivinar” a qué medicamento se están refiriendo, me han dado pistas tan vagas como “es una pastilla de color verde” o “una cápsula de dos colores” y otro sinfín de elementos que en absoluto me dejarían saber con total certeza cuál es el medicamento responsable de las buenas o malas referencias que me intentan dar.
Yendo al punto de la utilidad del nombre, como sucede con todas las demás cosas de la vida, para un medicamento el nombre cumple un rol identificativo y distintivo de trascendental importancia. Y es que cuando de medicamentos se trata, nombres tienen una amplísima variedad. De hecho un fármaco puede tener como mínimo tres clases de nombres: el nombre químico, la denominación común internacional (o nombre genérico) y el nombre comercial o de marca. Tanto es así, que no por gusto existe la conocida frase “de todo como en botica”.
Para un paciente es también vital tener bien claros los nombres de todos sus medicamentos, pues este conocimiento puede darle información muy valiosa a los médicos que lo atienden para evitar incurrir en interacciones medicamentosas o también evitarle incluso sufrir serios peligros para la vida, en caso de que pueda padecer reacciones alérgicas a determinados fármacos.
La forma o el color de los medicamentos, aunque pueden jugar algún papel de tipo descriptivo, carecen totalmente de valor a la hora de identificarlos, ya que estos atributos muchas veces son coincidentes o muy parecidos entre especialidades farmacéuticas diferentes, por lo que solo el nombre es el que identifica al medicamento de manera específica.
Si usted está entre los olvidadizos o entre quienes no le conferían al nombre toda la importancia que como ya ve este tiene, mi recomendación es que de ahora en lo adelante empiece a prestar mayor atención. Si cree que su memoria le puede jugar una mala pasada, pruebe a anotar los nombres de sus medicinas en algún lugar de fácil consulta o encargárselo a alguien cercano que lo pueda auxiliar en caso de necesitar identificarlos. Pero lo más importante es que a partir de ahora no reconozca a sus medicamentos solo por la forma o el color que tienen, sino por su nombre.