Conoce tu cuerpo
26 de agosto de 2016
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A veces, recordamos con añoranza la edad en que corríamos, saltábamos, bailábamos… sin caer al suelo. La nostalgia llega cuando el equilibrio falla. De nada sirve atribuirlo a la falta de ejercicios, pues es natural en el envejecimiento que los músculos pierdan masa, fuerza y parte de su funcionalidad.
La ciencia puso nombre a ese proceso degenerativo: sarcopenia, y es el responsable de las caídas frecuentes en la tercera edad debido a las fugas de calcio, mineral que, por cierto, no puede recuperarse a partir de la adolescencia.
Entre los factores de riesgo que influyen en está desmineralización están: sedentarismo,malnutrición, déficit de vitamina D, reducción de testosterona y estrógenos (hormonas) que acompañan la senectud.
Un aspecto muy importante de la gimnasia es su condición preventiva y terapéutica en la enfermedad cardiovascular, en algunos tipos de cáncer, así como en otras patologías. En la vejez, resulta el único remedio para combatir la sarcopenia y prevenir las caídas.
Los expertos coinciden en que ese efecto benefactor va más allá del riesgo cardiovascular. Afirman que hasta un 40 % de los beneficios de la ejercitación física puede originarse por factores que aún no se conocen.
Evidentemente, es un compromiso de la ciencia investigar -aun más- la patofisiología de las enfermedades crónicas teniendo en cuenta que el sedentarismo incrementa el peligro con la edad.
Por tanto, los médicos orientan entre las alternativas favorables, la gimnasia, con la conveniencia de iniciarlos en la adultez. Y aquellos que no lo hicieron, pues comenzar bajo la supervisión de fisioterapeutas, si ya pasan de los 60 años.
Y un detalle conveniente: entre los 40 y 80 años, se pierde hasta un 50 % de la masa muscular esquelética. Por tanto, si está a tiempo ¿qué espera para empezar?
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