Con Buena Fe, en lo artístico y lo humano (II)
5 de marzo de 2021
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El arte no solo ha acompañado a los ciudadanos en momentos complejos, sino que también el arte es expresión de su tiempo y de su contexto, y en ese sentido, Buena Fe siempre ha cultivado el género de la canción, siempre han apostado por el texto en la canción, por decir y también por una canción aguda, con un interés crítico, en no alabar solamente, sino, sobre todo, poner el dedo en la llaga. En este sentido, nos gustaría comentaras sobre esa implicación de hacer a favor de decir, no importa el riesgo que conlleve.
Todo el que intente hacer un arte que se parezca a su tiempo tiene que saber correr el riesgo de ser incomprendido, de equivocarse ―no siempre se tiene toda la razón―; de, en algún momento, recibir la alegría de haber sido portador de los intereses de muchas personas que querían poner esa idea en circulación, y no sabían cómo hacerlo. Aquí hay que tener las cosas muy claras, en primer lugar, cuando pase esto sin tú esperarlo, una idea que pones en circulación y resulta pertinente, resulta oportuna, y resulta ampliamente acogida, no creerte cosas, no envalentonarte, no ser presa de la vanidad, no creerte portador del fuego; para nada, no eres más que eso, un tribuno que intenta poner ideas en circulación. En todo caso, guardar capital moral, poético y ético para cuando pongas ideas en circulación que no serán socialmente aceptadas; para cuando pongas ideas en circulación en las que se afecte a una parte de la gente o toque una temática muy sensible que puedas en algún momento tú equivocarte, porque eso, perfectamente, puede pasar; y en ese caso, cuando vas con el viento en contra, haber “guardado pan para mayo” para poder echar combustible a tu motor porque todas las tormentas pasan.
Así como todas las tardes de sol y brisa fresca pasan, y son sustituidas por noches muy crueles, también las tormentas pasan y vuelven las tardes grises y los lindos amaneceres. Tienes que ser fiel a lo que quieres decir, fiel a una ética de trabajo dentro de la canción de autor, que es a lo que nos dedicamos, fiel a esa herencia que nos lega esa ética y estética de la Nueva Trova, que fue pionera en esto de ser la voz de una generación, y ser fiel a tu tiempo. Si algo nosotros hemos intentado es darle prolongación a esa ética que nos lega el movimiento de la Nueva Trova, que fue un movimiento artístico que acompañó el proceso social a raíz del triunfo de la Revolución, pero que se prolongó. Más allá del destino o del reconocimiento nacional o internacional que tengan los creadores, la trova nunca ha muerto, siempre ha tenido a sus representantes, y siempre ha tenido gentes, que desde su experiencia y desde su impronta y de cómo ven la vida, han puesto canciones en circulación que se parecen a su tiempo. Tú piensas en los años 80 y suenan a Silvio, Carlos Varela, Frank Delgado, Gerardo Alfonso, Donato Poveda; piensas en los 90 y viene el boom de la salsa y, pensando en ese movimiento, te encuentras con el propio Frank Delgado que fue tan agudo; te encuentras los discos Silvio, Rodríguez y Domínguez, verdaderas joyas de la cancionística; te encuentras a Santiago Feliú… Pedro Luis Ferrer que, a finales de los 80 y principios de los 90 y también a finales de los 90 y principio de los 2000, vuelve con fuerza con canciones como “Yo no tanto como él”. Yo creo que hay canciones muy significativas, y que nos indican que esos creadores nunca se apartaron del latir de lo que sueña, siente y piensa su tiempo, su barrio, su generación. Nosotros hemos intentado hacer eso.
En este tiempo también de mercado de la música, en un contexto mucho más fuerte que para las generaciones precedentes, ¿con qué se ha comprometido la canción de Buena Fe?
Con la sonrisa de la gente, “cuando ya sin ser ingenuos, la pasión no se le apaga”, como decimos en una canción, que se llama “El eco de las plazas”. Nosotros apostamos siempre por la sonrisa de la gente. No importa si son gentes que están muy felices y es fácil que rían, como si es gente que está muy amargada, muy confundida, y es complicado hacerlos sonreír. Apostar por la alegría, que pasa por la reflexión, por la alegría que es fruto del pensamiento, pero que lo es también de la solidaridad, sin dejar de reconocer el egoísmo intrínseco de las personas, pero sobre todo pone el acento en la solidaridad y en la camaradería, en el amor entre los seres humanos, hacia ahí es para donde hemos apuntado. Creo que toda nuestra obra va por ese camino, hasta los temas más duros, siempre han tenido esa visión, y yo creo que hemos cultivado en estos años con alegría el público que nos merecemos, y también los enemigos que nos merecemos.
¿Cuáles identificarías como temas más duros?
Hay temas como “El eco de las plazas”, ya mencionado, que fue un tema que nació de una molestia de una incomprensión generacional con otros creadores; el propio “Pi 3,14”, que surge como resultado del primer ataque frontal que nos hace la derecha de Miami, o canciones como “Catalejo”, que surge como parte de las cosas que en materia comunicacional se estaban haciendo muy mal a finales de la primera década de los 2000. También pienso en canciones como Carnal, en el tema de marcar una posición, sin duda alguna marcar posición, hasta temas, aparentemente más nobles, pero significativamente frontales, como puede ser el tema “Madurar”, el último track del disco Carnal. Esas canciones, independientemente de cómo hayan nacido, su objetivo, definitivamente, es que cuando la gente termine de escucharlas, no salgan peor; no salgan, como dijera Silvio, de coger un hacha y hacer leña con todo y la parte; al contrario, si es posible que salgan a sembrar palmas.
Como lo fue Silvio y la Nueva Trova para su generación, Buena Fe ha provocado en los jóvenes cubanos un nuevo patriotismo ¿en qué medida eso los responsabiliza?
El patriotismo siempre es nuevo, cada generación trae su propia manera de cómo amar su cultura, porque como bien nos enseña Martí, “la patria es mucho más que la tierra que pisan nuestras plantas”. La patria es ese conjunto tremendo de emociones, de tradiciones, y también de proyecciones. No solamente está mirando hacia atrás, aunque, por supuesto, es heredera y depositaria de toda esa riqueza, y a veces también de toda esa pobreza o podredumbre que generan las generaciones anteriores para transformarla en abono y legarle al futuro luces, por eso digo que también la patria es proyección, y la patria siempre es nueva en ese sentido.
Hemos intentado, eso sí, ser consecuentes, ser coherentes. El compromiso ha sido, sobre todo, en el sentido de la alegría de vivir. Yo creo que hoy patria también es vivir, aunque en algún momento la patria ha tenido que, bajo circunstancias de agresión, lanzar como grito de guerra ¡Patria o Muerte!, creo que la patria solamente puede ser una opción a la muerte, porque se entiende que es preferible la muerte a ser absorbidos por otra cultura y desaparecer con indignidad, pero la patria tiene que apuntar hacia la vida, siempre tiene que apuntar hacia la vida. Siempre tiene que apuntar hacia las soluciones, hacia la felicidad, hacia la alegría que produce ser útiles, ser solidarios, ser productivos.
La alegría que se basa en el consumo irracional, ya sabemos que este planeta no te la va a perdonar. Es irresponsable legar una cultura depredadora, una cultura insostenible, en la sobrevida de otras culturas y el propio contexto físico en que te desarrollas.
Hemos intentado poner un granito de arena en esa inmensa construcción colectiva que hacemos los cubanos no solo que viven en la Isla, sino que viven en cualquier otro lugar del mundo y que han logrado sobrevivir a las manipulaciones, a las agresiones, a las distorsiones, porque también la patria es información, y hay personas que te das cuenta de que son capaces de llorar con el nombre de Cuba y, dolorosamente, han logrado manipularles, han logrado clavarles informaciones que son muchas veces falsas; teorías que están basadas en argumentos y distorsiones históricas, y sin embargo, son personas a las que la emoción las traiciona; su emoción del amor por Cuba les traiciona el pensamiento, porque por un lado sostienen un discurso muy duro para con su gente y, por otro, son capaces de ver una película o escuchar una canción y emocionarse, y no saben explicarse cómo les sucede tal cosa. Es que la patria es muchas cosas, pero también es emoción.
Dentro de ese campo sentimental y argumental que es la canción, tratar de ubicar las nuestras, siendo coherentes, siendo consecuentes, sin grandes pretensiones de trascendencia que no sean seguir haciendo conciertos, compartiendo con la gente. Creo que en estos 20 años hay un resultado, hay varias generaciones de cubanos que cuando inicias una canción nuestra, la puede seguir cantando, aunque sea un trozo, eso es motivo de orgullo y de compromiso. Creemos que tenemos fuerza y salud para hacerlo, y lo vamos a seguir intentando.
En este tiempo de distanciamiento físico, muchos de los creadores han tenido espacio para la reflexión para repensar su arte, ¿cómo este momento de aislamiento, de mayor sosiego y tranquilidad, ha estado Buena Fe, repensando, reformulando o reinspirándose para próximos proyectos?
Este ha sido un tiempo en el que yo espero que los creadores seamos en el futuro mejores, porque ha sido un espacio forzoso, sin duda, pero para la reflexión, para la lectura, para acercarnos a otros creadores que generan un arte, que a lo mejor no conocíamos, películas que teníamos pospuestas, libros que teníamos en stop y no habíamos podido ni siquiera hojear; para conocer a través, fundamentalmente, de las redes sociales sobre otras voces que también tienen algo que decir; para relacionarnos con otros tipos de pensamientos, con otras dinámicas; para entender, también, que el mundo no es color de rosa, que más allá de nuestra burbuja vive gente que tiene otro modo de ver la vida y de vivirla, algunas sin dudas, productivas, y otras que también es bueno conocer para saber hacia dónde no se debe andar.
Ojalá que todo este tiempo de reflexiones, de análisis, y también, en algunos casos, de creación, generen mejores obras; obras más acabadas, en las que notes que el creador llegó como consecuencia de una profunda reflexión, o incluso, encontró estructuras melódicas diferentes, más experimentales, porque tuvo tiempo para hacerlo. Yo tengo fe en que va a ser así.
Soy a veces pesimista de pensamiento, pero muy optimista de corazón, y ese optimismo de corazón me indica que llegará un tiempo mejor en todos los sentidos, un tiempo más lleno de mejores ideas, porque antes había la ilusión de que un grupo de ideas eran del pasado, hoy hay una evidencia de que esas ideas, que parecían del pasado, si no se ponen de moda, nos llevan a una catástrofe, nos llevan a un caos.
Tengo mucha fe en que el mundo que viene en lo artístico y en lo humano y en todos los sentidos, espero que sea mucho más solidario y esté cargado de un arte mejor elaborado. Yo imagino que debe de haber guionistas que acaben de escribir la obra de su vida; músicos que conciban el disco de su vida; realizadores con mucho tiempo para pensar excelentes videoclips, o excelentes obras de teatro, puestas en escena; estoy casi convencido de que será así. ¡Ah, y por cierto, son hijas de este tiempo, pero no todas relacionadas con la Covid!
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