Competir para ser mejor
12 de febrero de 2016
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Cuando hay una feria, concurso de algún producto, de un servicio –lo cual es harto frecuente en estos días–, y escuchamos la entrevista que se la hace a la relacionista pública, al presidente o a cualquier funcionario de tal o más cual empresa sin dudas en algún momento dirá que “se trabaja para ser competitivos en el mercado internacional”.Esto se oye tanto que puede resultar un cliché o algo peligroso, ya que andar compitiendo siempre debe agotador, por lo menos yo me lo imagino como a un atleta corriendo sin parar todo el tiempo hasta caer muerto.
Como a mí me gusta mucho hacer pequeñas investigaciones personales cuando me entra el hormigueo de escribir, pues este caso no fue menos y le pregunté a mis allegados quéinterpretaban con esta consabida frase de “ser competitivos” tanto en términos de una persona, como grupal. Las respuestas que recibí fueron muy disímiles por la diferencia que establecieron entre lo individual y lo empresarial. En el segundo caso, las respuestas que me dieronfueron muy positivas, porque me dijeron que ser una empresa competitiva es trabajar por la calidad para tener un producto que esté a la altura del resto del mundo o mejor, y así que pueda ser comercializado con los consecuentes beneficios económicos.Hasta aquí todo marchaba bien porque efectivamente, con palabras muy sencillas, esa es la explicación de la citada frase. Sin embargo, cuando me hablaban de la competencia individual, las opiniones estaban divididas, y hubo quien me dijo que significaba tener cualidades, actitudes, aptitudes que le permitan a las personas desarrollar una labor con eficiencia, llegado a este punto todo estaba bien, porque más o menos es eso.
Pero en algunos casos,otros me dijeron que los competitivostratan de ganar, de estar por encima de otros para lograr un objetivo, e incluso que los medios a usar pueden ser poco éticos. Yo creo que este criterio está justificado porque popularmente se le da un sentido negativo a la competencia, y los productos audiovisuales que nos presentan a diario lo fortalece, viendo a personas de las más disímiles profesiones poniéndoles zancadillas a quien se le atraviese en su camino, incluso si es su familia o su pareja.
Ustedes se preguntarán ¿Qué significa ser competitivo? ¿Se ajusta a cualquier contexto? Científicamente la competencia es ir en búsqueda de un objetivo cuando la persona o el grupo tiene la seguridad razonable de tener la capacidad de lograr el éxito, siendo esta meta importante y las acciones que se desarrollan en este proceso deben ser de acción rápida.Esto último significa que la competencia se puede convertir en nociva cuando se mantiene en el tiempo, porque significa que la meta no se logra, así que si este es el caso, hay que cambiar de estrategia. Por ejemplo, si quiero obtener un puesto de trabajo y voy a concurso, entro en la competencia, esto tiene un tiempo limitado, finalizando con el triunfo de uno u otro, y lo mismo si estoy interesada amorosamente en Perico y despliego mis artes y artimañas, si pasado un tiempo él no me hace caso, mejor me viro hacia Pepito o Pedrito o Juanito porque perdí la competencia. Ahora bien, si se insiste en mantener la misma estrategia competitiva hacia el mismo objetivo entonces se cruza el límite de los fructífero y se cae en la tóxica conducta (personal o empresarial) de obstinación, y ahí probablemente se hace seguidor de Maquiavelo en eso de que el fin justifica los medios.
Lo productivo del estilo competitivo en la vida personal, laborales que:gusta de tomar el mando y el control (porque considera que puede dirigirse con efectividad hacia la meta); está listo para actuar;le estimulan los retos; prefiere tratar con cosas difíciles de dominar;la variedad y la novedad son importantes;prefiere dirigir y coordinar el trabajo de otros;si ve una oportunidad trata de aprovecharla, y está convencido que si quiere que las cosas sucedan tiene que trabajar para que esto pase. Pero por otro lado hay que tener mucho cuidado con no caer en la manipulación; no ser impulsivo; no abandonar métodos antiguos si funcionan bien por la creencia de lo nuevo siempre es mejor: y hay que ser ético y no convertirse en un tiburón que le quita a los otros las oportunidades y la autonomía.
Las emociones acompañantes pueden ser una buena guía para saber si se anda por el buen camino de la competencia altruista, ya que si se es feliz, y lo que hace lo alegra, anda bien;pero ya se sabe que la ira, la tristeza, el disgusto no son buena señal.
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