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¿Cómo se extinguieron los mamuts?

3 de mayo de 2013

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Durante 300.000 años, los mamuts ocuparon amplias zonas de Eurasia y Norteamérica

Durante mucho tiempo, los científicos han tratado de encontrar una explicación para la extinción de los mamuts. La mayoría se extinguieron a finales de la última glaciación. Una pequeña población sobrevivió en la isla de Saint Paul (Alaska) hasta el año 6000 a. C. aproximadamente y los mamuts enanos de la isla de Wrangel (Siberia) no se extinguieron hasta el año 2000 a. C. aproximadamente. En Norteamérica la extinción de los mamuts, según los últimos descubrimientos científicos, sucedió hace, entre 10.500 y 7.500 años. Para llegar a esta conclusión, los científicos se han basado en hallazgos de ADN encontrados en muestras de tierra del permafrost, en la tundra que está en Alaska junto al rio Yukon. Las muestras analizadas de tierra contenían restos de orina y heces de mamut. En cambio en Inglaterra la extinción del mamut se remonta a unos 14.000 años, según el descubrimiento de huesos en Shropshire.
Hay diversas teorías para explicar la extinción de los mamuts, pero lo más probable es que la extinción no se deba a una sola causa, sino a una combinación de varios factores.
Un reciente estudio de científicos españoles  señala que la caza acabó por extinguir a los mamuts, que ya estaban muy mermados por el cambio climático, por lo tanto, la extinción de estos mamíferos se debe a un efecto combinado de ambos factores
Señalan los científicos que la opinión más extendida, según las evidencias desenterradas durante casi dos siglos por los paleontólogos, apuntaba al hombre como único culpable de la desaparición de estos mamíferos melenudos tras varios milenios de caza intensiva. Con el paso del tiempo se fue abriendo paso otra teoría, la del cambio climático. Según esta hipótesis, el calentamiento del globo terráqueo después del último período glaciar habría reducido considerablemente los hábitats más propicios para la existencia de los mamuts, hasta casi hacerlos desaparecer.  El hombre, al tener acceso -gracias al mejor clima- a territorios que antes le estaban vedados, terminó por darles el “puntillazo” final.
Durante 300.000 años, los mamuts ocuparon amplias zonas de Eurasia y Norteamérica. Pese a las grandes dificultades que atravesaron, siempre se las arreglaron para sobrevivir; hasta que se unieron dos factores: la caza y el cambio climático. El declive definitivo de estos mamíferos comenzó hace 21.000 años, tras la última glaciación. Su desaparición definitiva se produjo hace menos de 4.000 años.
Pero hasta el momento nadie había aportado datos suficientes sobre la importancia relativa del efecto combinado del clima y los cazadores, en el proceso de extinción de los mamuts.  Los Investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, han sido los primeros que han arrojado luz sobre el asunto y han logrado  elaborar un modelo que relaciona cómo era el clima en el pasado con la distribución de los huesos que se han hallado de mamut.
Los mamuts vivían en estepas muy frías y secas, que hoy sólo existen en el norte de Siberia y Mongolia. Calcularon el área potencial que tenía el mamut para vivir en cada
momento. Y después estimaron la densidad de sus poblaciones y su relación con
los humanos.  De manera que estos científicos realizaron detallados modelos climáticos de hace 126.000, 42.000, 30.000, 21.000 y 6.000 años y después relacionaron esos modelos con la distribución conocida de los restos de mamuts encontrados.
El equipo de investigadores observó que hace 126.000 años, con un clima incluso más
cálido (y por lo tanto menos favorable para ellos) que el de de hace 6.000, los mamuts
lograron sobrevivir. Pero entonces no había humanos en el norte de Europa. Los científicos estiman, por tanto, que hace 6.000 años, y con un hábitat reducido al máximo, habría bastado con que cada humano cazara un solo mamut entre cada tres y 200 años para hacerlos desaparecer por completo.
Expansión humana. Algunos científicos, desde la década de 1960,  han planteado teorías relacionadas con la expansión de los humanos por todo el mundo y la extinción de numerosas especies de animales. La evidencia más convincente de esta teoría es el hecho de que el 80% de las especies de grandes mamíferos de Norteamérica se extinguieron en los mil años siguientes a la llegada del hombre al continente. Otro ejemplo es Madagascar, colonizado desde hace unos 1500 años, y donde se extinguieron, durante los siglos siguientes a la llegada del hombre, los hipopótamos que habitaban la isla, además de grandes primates como el lémur gigante Megaladapis edwardsi. En cuanto a los mamuts, esta hipótesis se ha visto reforzada por los descubrimientos de mamuts con puntas de proyectiles clavadas en los esqueletos. Homo erectus ya consumía carne de mamut hace 1,8 millones de años. Nuevos datos derivados de los estudios hechos en elefantes vivos sugieren que, la caza por parte de seres humanos probablemente contribuyó de  manera importante a la extinción del mamut.
Cambio climático.  Hace unos trece mil años, la temperatura y la humedad global comenzaron a aumentar, permitiendo la migración de vegetales comestibles hacia el norte. Durante un tiempo, los grandes mamíferos del norte pudieron aprovechar este incremento del alimento disponible, pero eventualmente el cambio climático se volvió perjudicial para ellos. Las nuevas condiciones climáticas favorecían a los árboles, que prosperaron a costa de los pequeños arbustos y matorrales de las que se alimentaban los mamuts y los otros grandes mamíferos. Algunos animales como los bisontes y los alces, se adaptaron a esta nueva situación, pero otros como los mamuts, quedaron diezmados y acabaron extinguiéndose. Además del cambio en la vegetación y en los ecosistemas, el incremento de la temperatura (de 6 °C entre el 13 000 a. C. y el 8000 a. C.) habría añadido mucha presión a los mamíferos adaptados al frío, causando la extinción. En el caso de los animales como el mamut lanudo, su espeso pelaje, que contribuye a conservar el calor corporal en climas glaciales, podría haber evitado la expulsión del exceso de calor causando la muerte del animal por hipertermia. Los mamíferos grandes, que tienen una menor relación área de superficie-volumen, habrían sufrido más que los mamíferos pequeños. Además, investigaciones recientes han demostrado que la temperatura media anual del periodo interglacial actual que se ha experimentado en los últimos 10 000 años no es más alta que la de otros periodos interglaciales anteriores, de manera que los mismos mamíferos grandes habían sobrevivido a aumentos de temperatura similares.
Esta combinación previa de patrones inusuales del cambio climático, y la presión humana directa, es similar a la que estamos sometiendo a la naturaleza hoy. La diferencia entre hace 100.000 años y ahora es que, “esta vez, el cambio climático no es causado por las fluctuaciones en el eje de rotación de la Tierra, sino por la quema de combustibles fósiles y la deforestación.”
Lo que sucedió antes debe tomarse como una advertencia, debemos aprender la lección y actuar con urgencia para moderar estos dos tipos de impacto.
Recordemos que…”la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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