Cómo funcionan las cortinas

22 de julio de 2019

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Bruno Henríquez

Resuelve una dificultad y alejarás otras cien
Confucio

 

Cortina es un concepto, se le llama así a cualquier elemento material o simbólico que enmascara una parte del entorno y que puede cambiar sus características ser manipulado y acomodado según nuestro gusto o criterios.

La cortina es en general un dispositivo que se sitúa ante una ventana, una puerta o delante de una parte de una pared, también se habla de cortinas de humo, en sentido directo o figurado  o de cortinas de viento formadas por árboles para proteger la vegetación o ciertos lugares abiertos de los efectos del viento.

Todos tenemos así una idea de lo que puede ser una cortina y suponemos que funciona de acuerdo a ciertos principios, los que suponemos que siempre se cumplen. Por eso consideramos, al poner una cortina, que esta hace lo que esperamos y lo hace bien.

Pero si nos detenemos a verlo que hace cada una de las cortinas que tenemos alrededor y las que hemos visto en diferentes lugares. Pocas de ellas responderían afirmativamente a las preguntas: ¿cumple  la cortina con la función que se supuso que realizaría?  ¿Es la cortina y en especial esa cortina la  más adecuada para lo que necesitamos o queremos?

Las cortinas al concebirse como elementos para crear sombra, se convierten en parientes de los quiebrasoles, aleros  y otros elementos de sombra. Cuando se consideran elementos divisorios o marcadores de límites, se relacionan, por ejemplo, con paredes, tabiques y biombos.

 

 

Uno de los tipos de cortina mencionados fue el que se usa como elemento de sombra y muchas veces pensamos que al crear sombra y protegernos de la radiación solar ayuda a bajar la temperatura en el local en cuestión. ¿Pero es siempre así?

Cuando la ventana en la que se coloca una cortina proporciona una vista al exterior por la que no entran los rayos directos del sol, esta sirve para disminuir el contraste con la iluminación externa, a la vez que frena o interrumpe el flujo de aire a través de la ventana.

Si la ventana es un paño de vidrio fijo y no fluye el aire a su través esta solo es un elemento de sombra   pero si entran los rayos directos del sol, la cortina representa un obstáculo y nos protege de la radiación solar, pero ojo, no nos protege del calentamiento producido por ella, al contrario sirve para aumentar el efecto invernadero en el local. Esto ocurre  porque la radiación solar atraviesa el vidrio, calienta la cortina y ese calor no puede salir de la habitación a través del vidrio, a la vez la superficie de la cortina se convierte en un emisor de calor que calienta el local y es casi siempre una carga adicional para los sistemas de ventilación y aire acondicionado.

Muchas veces pensamos que para protegernos del sol en un local con aire acondicionado lo mejor es el vidrio y la cortina, pero con eso solo creamos una trampa que acumula el calor dentro del local, evita que se alcance el confort y aumenta el consumo por el aire acondicionado ya que este no puede sacar el calor por radiación ya que para ella el aire es transparente.

 

 

La cortina no siempre que oscurece refresca y al contrario puede crear una barrera térmica que recalienta el local.

Así cuando está presente la radiación solar  y un paño de vidrio fijo, las respuestas a las preguntas que hice al principio son negativas. Le estamos pidiendo a la cortina que haga algo que por la forma en que la usamos, no lo puede hacer.

¿Cuál sería la solución? Colocar un elemento externo de protección solar, uno de los parientes de la cortina que mencioné antes aleros, quiebrasoles  o vegetación. En concreto no dejar que entre el sol en el local, interrumpir su entrada desde afuera y no con una cortina interna.

 

 

No termino aquí con el tema de las cortinas ya volveré con él en otra ocasión.