Colibrí con pincel

30 de octubre de 2018

Por Frank Campos Hernández

Iván Carbonell Guerra (Machuty) ha rastreado el posible origen de su afición por el arte hasta un bisabuelo que creaba bustos de bronce y yeso y pintaba vidrielas.

Nacido el 23 de Marzo del año 1984 en la Ciudad de Camagüey, Machuty desde muy pequeño se intereso en la pintura; “Veía a mi papá pintar, y aunque lo hacía de forma autodidacta y sin ser profesional, no pintaba mal . En mi hogar se ha vivido siempre un ambiente de creación artística y, en especial pictórica”.

El camino a la creación artística de Machuty ha sido el de muchos jóvenes cubanos: los concursos pioneriles y juveniles, la casa de cultura, los talleres de creación y apreciación artística. “Recuerdo que en la escuela mis compañeros me daban hojas de papel para que le hiciera dibujos que ellos luego conservaban”.

El año 2000 tuvo un tropiezo y no logró matricular en la Escuela Profesional de Arte Vicentina de la Torres, pero como la pintura se había convertido en una necesidad imperiosa, ingresó en la Escuela de Instructores de Artes Plásticas.

Más tarde se hizo Licenciado en Educación especialidad Artes Plásticas “Imparto Apreciación y creación de Artes Plásticas en una Secundaria Básica. Lamentablemente, la mayoría de los muchachos no ama la pintura o la escultura, prefieren la música o los adiuvisuales”.

Afincado en Florida, Camagüey, Machuty no cree en fatalismos geográficos. “Todo en la vida lleva sacrificios y dedicación. Mucha gente no entienden eso y quiere triunfar de la noche a la mañana. En Camagüey las Artes Plásticas están en un buen momento. Se realizan muchas acciones plásticas en espacios públicos, eso llama la atención y nos permite a los creadores identificarnos con el público. En la AHS estamos muy activos y hacemos un arte inquietante, que además de que estéticamente atractivo, pone a la gente a reflexionar”.

Sueños III, técnica mixta sobre tela, 60 x 50 cm

Nos es secreto que en la capital del país están los principales circuitos artísticos, los más importantes museos, las mayores galerías de arte.

“A un artista residente en el interior se le dificulta todo, pero se puede hacer muchísimo, aunque hay que estar claro que el mercado del arte en Camagüey es muy pequeño, tanto nacional como internacional, porque todavía no somos un polo turístico fuerte”.

En tiempos de excesiva conceptualización del arte, y en no pocas ocasiones con muy poco arte, la obra de Machuty destacada por no abusar de la abstracción.

“Usé la abstracción para experimentar y algunos especialistas me han puesto el cartelito de abstracto. Creo que más bien soy surrealista; me gusta jugar con los efectos llamativos, que la gente se pongan a reflexionar sobre lo que estoy proponiendo. Y me cautiva la figura humana, por eso cada vez que puedo hago performance”.

Machuty en plena creación

Machuty acude con frecuencia a la mezcla de distintos materiales.

“Lo matérico permite interactuar físicamente con el público. Yo experimente con pinturas a base de café y tabaco, para lograr olores, pero creo que no resultó, aunque guardo el recuerdo de la muchacha que en cierta exposición intentó morder una obra mía para tratar de identificar con que material estaba hecha”.

En diversos soportes, la obra de Machuty se ha vuelto recurrente en las premiaciones del programa televisivo El selecto club de la neurona intranquila.

“Gustavo Fernández Larrea, el director del programa, vio algunas obras mías en una exposición en La Habana y me invito a formar parte del colectivo de pintores colaboradores de la Neurona Intranquila. Ha sido un placer, y me ha permitido ir dando a conocer mi obra y mi nombre”.

Frustraciones, dibujo sobre cartulina, 30 x 30 cm

Son numerosos los reconocimientos acumulados por Machuty en su carrera que parece multiplicarse sin cesar.

“En una ocasión me preguntaron con qué animal me compararía; respondí: Con un colibrí, por su incansable actividad”.