Cementerio Cristóbal Colón

29 de enero de 2016

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Zenaida Iglesias Sánchez

(Calle Zapata y 12, Vedado)

 

 

 

Una vez comenzado el poblamiento y fundación de las distintas villas de la Isla, los enterramientos se realizaban en las iglesias existentes en cada localidad, lo mismo ocurría en nuestra ciudad. Al Obispo Juan José Díaz de Espada se debe la existencia del primigenio cementerio que llevó su nombre (Cementerio de Espada) y funcionó en los primeros años del siglo XIX. A mediados de este, surgió la idea de construir un nuevo cementerio general, ya que la población había crecido notablemente y por consiguiente también el índice de mortalidad.

 

 

 

Se dice, que desde el mismo momento en que se concibió la idea de su construcción, se propuso el nombre de Cristóbal Colón para la necrópolis. No exento de conflictos entre la iglesia y el gobierno, lo trabajos se dilataron. Se creó después una junta que escogió lo terrenos y sacó a concurso el proyecto. El 17 de julio de 1871 fue escogido y premiado el arquitecto español radicado en Cuba, Calixto de Loira, quien sería designado a su vez, Director Facultativo de las obras, cargo que desempeñó hasta su muerte al siguiente año.

 

 
En el proyecto las dos avenidas centrales que se cortan perpendicularmente, forman la gran cruz que divide la necrópolis en cuatro zonas o cuarteles. Estos reproducen la planta general en menor escala, pues poseen en su centro, calles más anchas que las que se distribuyen en el interior de los mismos. Estas calles a su vez forman las cruces llamadas de segundo orden que junto con la principal, hacen alusión a las cinco heridas que recibió Jesús Cristo en la crucifixión y se inspiran en el ritual para la bendición de los camposantos establecido durante la Edad Media.

 

 
La primera piedra del nuevo cementerio se colocó el 30 de octubre de 1871. Las obras finalizaron el 19 de noviembre de 1886.
La portada, conocida como Puerta de La Paz se construyó entre 1871-1874. Esta corresponde al proyecto original de Loira, con algunas modificaciones que en siglo XX introdujo el arquitecto Rayneri. Sobresale a distancia el macizo Arco de Triunfo construido en piedra de cantería, donde se combinan diversos elementos ornamentales. Tiene 21m de altura. Las esculturas de las Tres Virtudes Teologales y los altorrelieves con los temas de la Crucifixión y la Resurrección de Lázaro, obras el autor cubano José Vilalta y Saavedra, se añadieron al conjunto en 1904.

 

 
La necrópolis habanera se considera una de las ciudades funerales más importantes del mundo por los valores artísticos, arquitectónicos e históricos que en ella encierran sus monumentos y edificaciones, los que constituyen una muestra palpable de nuestra identidad cultural; estos abarcan una variada gama de estilos artísticos y arquitectónicos, reflejo a su vez de la ascendencia social de sus propietarios y su interés manifiesto “para perpetuar la vida después de la muerte”. En 1987 fue declarado Monumento Nacional por sus considerables valores históricos y artísticos. Desde hace algunos años y hasta la actualidad, se trabaja de forma ininterrumpida en su recuperación y restauración integral, mostrando una imagen digna de resaltar en el presente.