Casa de la calle Oficios No. 362 entre Luz y Santa Clara

13 de mayo de 2019

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Zenaida Iglesias Sánchez

Antigua Casa del Conde Barreto.
Hoy: Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño.

 

 

Este antiguo caserón colonial se construyó hacia 1732 y fue la morada del segundo conde de Casa Barreto en 1824, de ahí que se identifica con su nombre. Se dice que sus descendientes también la habitaron durante largos años y le imprimieron a la mansión el sello de distinción de su elevada posición social, donde se desarrollaron importantes tertulias y reuniones.

Como todas las construcciones de esta época, su distribución es típica de los edificios dieciochescos en la ciudad antigua. Planta baja destinada a cochera, caballeriza y almacén, con locales convertidos en accesorias de uso comercial. Entresuelo ocupado en su momento por la servidumbre, el despacho del administrador y de trabajo del propietario, con la planta alta residencial; el patio central rodeado de galerías, en torno al cual giraba la vida de sus moradores.

 

 

El edificio se fue deteriorando con el paso de los años, sucesivas transformaciones ocurrieron en su interior hasta quedar convertido en ciudadela; debido al deterioro alcanzado perdió la parte posterior en la década del 1970 del pasado siglo XX. Esto fue aprovechado en el proyecto de restauración de la casona para ensanchar el patio central y facilitar las funciones para su nuevo uso.

 

 

En la década de 1980 el inmueble mostró su nueva imagen, convirtiéndose en la sede del Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño. Una amena vida cultural ha tenido desde entonces hasta el presente. Sus salones han sido marco propicio de innumerables exposiciones de la plástica contemporánea. El patio abierto es lugar acogedor para las actividades al aire libre, donde se han presentado valiosos exponentes de la trova cubana. Especialista y estudiantes de artes plásticas y diseño tienen en la antigua casa del Conde Barreto un lugar apropiado para exponer sus trabajos.

 

 

La edificación presenta un hermoso balcón de herrería unido al tejadillo que se extiende a todo lo largo de la fachada, lo cual le aporta un atractivo especial y permite al visitante disfrutar de excelentes visuales hacia la bahía. Se hace inminente su restauración para que conserve estos valores patrimoniales que la han enaltecido a lo largo de los siglos de su existencia.