Casa de la calle Mercaderes No. 13, entre O’Reilly y Empedrado
5 de octubre de 2020
|Antes vivienda y almacén
Después: Centro de Restauración de Pintura de Caballete
La calle de los Mercaderes es uno de nuestros primeros ejes viales y encierra gran importancia histórica en su recorrido, en ella se asentaron importantes familias y se construyeron edificaciones que destacan por su arquitectura. Esta parcela, se encontraba ocupada por una construcción de planta baja, mampostería y cubierta de tejas a mediados del siglo XIX, que perteneció al señor don José María Herrera y Herrera, conde de Fernandina y su hijo heredero don José María Herrera y Garro, pertenecientes a lo más selecto de la sociedad colonial de la época, terratenientes, hacendados y esclavistas, que amasaron en nuestra capital considerable fortuna.
Teniendo en cuenta sus características constructivas, la reconstrucción del antiguo inmueble debió efectuarse en los primeros años del pasado siglo XX. En 1905 falleció su propietario, el señor Gabriel Mollet y Lara, sus bienes fueron legados a fines patrióticos o benéficos de la Isla de Cuba, entre estos la casa de este número. Al año siguiente, el Dr. Alfredo Zayas y Alfonso, como Presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, recibió esta propiedad a favor de dicha institución, como arrendamiento.
La casa de la calle Mercaderes 13 se deterioró seriamente con el paso de los años. En la década del 1990 se restauró para sede de la tienda “Colección Habana”, que ofertaba los más variados y exquisitos artículos domésticos y suvenires. En un segundo momento se rehabilitó para acoger el taller de restauración de pintura de caballete “Juan Bautista Vermay”, de la Oficina del Historiador. Periódicos trabajos de mantenimiento han permitido su lucimiento en el tiempo.
Especialistas calificados se dieron a la tarea de rescatar en esta sede valiosos exponentes de nuestro patrimonio nacional, contando con la tecnología necesaria y la dedicación propia de esta magistral tarea. Su nombre hace honor al artista francés, cuyos restos descasan en el Templete, donde celosamente se custodian los lienzos que un día realizó rememorando el nacimiento de nuestra ciudad y la inauguración del propio monumento conmemorativo.
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