Casa de la calle Empedrado No. 213-215, entre San Ignacio y Cuba

4 de noviembre de 2016

|

Zenaida Iglesias Sánchez

Antigua Casa de la condesa de La Reunión.
Hoy: Centro de Promoción Cultural Alejo Carpentier.

 

 

El Centro de Promoción Cultural Alejo Carpentier, tiene su sede en la calle del Empedrado, a pocos pasos de la plaza de La Catedral habanera y en medio de un entorno peculiar, resalta por la sobria belleza de su fachada colonial. Restaurada a finales de la década del ’70 del pasado siglo XX para desempeñar esta función cultural, se convirtió desde entonces en el centro de divulgación de la obra del afamado escritor nacido en La Habana, un 26 de diciembre de 1904. Hasta la fecha el centro ha venido desarrollando una meritoria labor ininterrumpida.

 

 

La huella del autor de “El Siglo de las luces” en nuestra cultura y en el mundo se considera extraordinaria. La riqueza de su obra periodística, narrativa, su labor musicológica, de promoción literaria y artística, ha situado su nombre entre las personalidades más perdurables de la cultura contemporánea; así refieren sus estudiosos y el nutrido grupo de especialistas que tienen a su cargo este centro.

 

 

La edificación se tiene como uno de los ejemplos tardíos del llamado “barroco cubano”, que se pone de manifiesto en el juego curvilíneo de la portada, los arcos y balcones; posee la distribución espacial característica de la centuria dieciochesca donde predominaba la planta baja, el entresuelo o nivel intermedio y la planta alta de carácter residencial, aunque se dice que fue construida en los inicios del siglo XIX, porque consta su existencia hacia 1809.

 

En 1878 era su propietaria y residía en ella doña Juana Gallol, quien ostentaba el título nobiliario de segunda Condesa de La Reunión, de ahí que hasta el presente se identifique con este nombre a la casona.

Por esa época fue remodelada, por entonces se le añadieron elementos de filiación neoclásica, estilo que se hizo vigente en la época, la herrería que sustituyó a la madera en esta etapa se retiró con la restauración del año ‘79, recuperando el edificio su apariencia más antigua.

 

 

Continuos trabajos de mantenimiento han permitido su lucimiento a través del tiempo y garantizado el correcto desempeño de la función que acoge hasta nuestros días.