“Carta de un español”
19 de enero de 2024
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Bajo este título, José Martí publicó un escrito en su periódico “Patria” el 14 de mayo de 1892, impulsado por la carta de un español separatista llamado Bonifacio Muñiz y Fernández, quien al parecer residía por entonces en Tampa.
Martí califica la epístola como “vehemente”, “de apasionada sencillez”, la cual termina con palaras “que, a la verdad no pueden leerse con el corazón callado, ni con os ojos secos.”
“Yo que soy español, siento hoy más por Cuba que por España, porque así me lo dice la vergüenza, porque yo, pobre viejo que tengo cuatro hijos que el que menos tiene veinte años, no solo los quiero para mí sino también para su patria cuando los necesite, y yo también con ellos, porque así nos lo manda el deber, el decoro, y la dignidad; porque cuando la vergüenza se pierde, vale más que los hombres se mueran.”
Agrega Martí que en su carta aquel hombre se declaraba “un español separatista” y que afirmaba en su envío a Patria que “anhela decir su opinión, porque ha llegado el momento; se exalta “contra esas leyes inicuas que manda el gobierno a un país donde no necesitan los hombres más que la libertad,” censura a los que en Cuba quieren dar a entender que no hay algún otro remedio que el de que “cubanos y españoles acabemos de una vez con el yugo que nos oprime.”
En verdad, Martí aprovecha la llegada de esa carta de Bonifacio Muñiz y Fernández para referir otros casos similares de españoles favorables a la independencia cubana. Así se refiere a un español republicano, “mozo rico y ardiente”, que en la cárcel o en su casa enseñaba a leer y a escribir”, y “en el banco del calabozo o en los sillones de su casa enseñaba a leer a los cubanos que “en la cadena del ingenio o en la fatiga del campo no habían tenido tiempo para letras, y con el fuego de un apóstol los movía ”a asegurar por la fuerza del brazo, que al cabo y al fin es la que lo crea en este mundo, un modo de gobierno bueno y libre donde cada hombre pueda llevar alta la cabeza, y clavar sus palabras en el aire y no cargar fusil sino contra el extranjero, y tener limpia su casa. Con sus dedos, sentado en el banco del calabozo, enseñaba a los negros y a los guajiros cubanos a leer aquel arrogante español.”
También, impulsado por la carta de Bonifacio Muñiz y Fernández, comenta acerca del anciano gallego Insua, “que era un hermano mayor para sus trabajadores, no admitía en su manufactura a quien no se obligara a contribuir a la revolución.”
Hermosa tarea la que desempeñara el Maestro con esas notas para hacer comprender la divisa que siempre mantuvo de una guerra necesaria para liberar a Cuba del colonialismo y que no era contra el español de trabajo en la Isla.
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