Carmen Burguete
10 de febrero de 2017
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Una vez que terminamos de publicar en esta sección la gran mayoría de las epístolas que figuran en nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, que se vende en varias de las librerías del país, procedemos a incluir en De Ayer y de Siempre muchas de las notas biográficas publicadas al final de la obra.
Ellas tienen como objetivo informar a los lectores quiénes son las personalidades citadas en las cartas.
Burguette, Carmen (La Habana, ?-?). A los trece años de edad inició su aprendizaje musical en la Academia Municipal de La Habana, cuyo director, Guillermo M. Tomás, la consideró «alumna eminente». Allí fueron sus profesores de canto Piedad de Armas y Emilio Agramonte, de quien fue discípula predilecta y le vaticinó grandes triunfos en su ulterior trayectoria profesional.
Mientras estudiaba en la Academia, la Burguete debutó en un concierto efectuado en Payret el 22 de septiembre de 1918, secundada por la Banda Municipal de La Habana, bajo la dirección de Tomás.
Egresada de la Escuela del Hogar, ganó en oposiciones una beca para ampliar estudios en la universidad norteamericana de Columbia, los cuales finalizó con notables calificaciones. Pero, tras su regreso a Cuba, concentró en el arte toda su trayectoria profesional. Se destacó el 5 de septiembre de 1926 en un concierto típico cubano organizado por Moisés Simons en el Nacional. El día 19 de ese mes y año el crítico José Calero opinaba acerca de ella en El Mundo: «La técnica vocal de esta mezzosoprano, su cultura sólida y la cuidadosa depuración de sus timbres, nos ponen ante una diva de extraordinarias proporciones. No canta la señorita Burguete sólo para producir sonidos sino que utiliza su órgano vocal privilegiado como complemento de una acción magnífica, puramente musical, llena de gracia y de alta delicadeza, robusta de gallardía unas veces y tiernamente apasionada en otras ocasiones».
Posteriormente, Ernesto Lecuona la incluyó en sus conciertos típicos y temporadas teatrales. Acompañada por la Sinfónica de La Habana, dirigida por Roig, el 11 de julio de 1931 figuró en el elenco que estrenó el poema sinfónico para soprano, piano y orquesta Del Manglar, de Lecuona. Como invitada de este, participó en sus giras a México (1931), Estados Unidos (Hollywood, 1931) y España (1932).
Al retornar el autor de La comparsa a Cuba, en 1933, debido a problemas de salud, Carmen Burguete permaneció en el país ibérico como cantante de la Orquesta Lecuona, denominación que diera el maestro a la antigua agrupación del habanero teatro Encanto, mandada a buscar por él, y más tarde devenida Lecuona Cuban Boys. Con ese colectivo musical ella actuaría en numerosas ciudades de España, Portugal y África. El 14 de julio de 1936 regresó a su tierra natal. Quiso someterse a un período de reposo vocal y no hizo nuevas presentaciones hasta el 13 de noviembre de 1938, cuando ofreció un concierto en el Nacional.
En la siguiente década actuó en diferentes radioemisoras y, nuevamente convocada por Ernesto Lecuona, participó en algunos de sus conciertos y compañías de arte lírico. El 22 de febrero de 1943 cantó en el homenaje dedicado en el Auditórium a Simons, Lecuona y Grenet por la Corporación Nacional del Turismo.
Ernesto Lecuona dedicó a Carmen Burguete la canción Adiós, mi amor y los pregones El pirulero y El frutero. Sobre esta soprano opinó que su «…temperamento y exquisita sensibilidad, unidos a sus condiciones vocales, la hacen una intérprete incomparable de nuestras canciones criollas».
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