Capilla del Conde Rivero Cuartel N.O. Cuadro 8, Zona de Monumentos de Primera Cementerio de Colón

7 de junio de 2013

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Zenaida Iglesias Sánchez

La capilla del Conde del Rivero se eleva en la necrópolis habanera a modo de fortaleza medieval, se considera excepcional por los trabajos en talla que ejecutó el escultor español Moisés de Huerta en su exterior e interior. Su construcción se llevó a cabo en 1925 por el arquitecto Félix Cabarrocas, para servir de eterna morada a don Nicolás Rivero y Muñiz, quien además de ostentar el título nobiliario, fue Director del Diario de la Marina y Franciscano de la Orden Tercera.

En septiembre de 1919 los herederos del Conde del Rivero compraron la parcela de terreno en la necrópolis para levantar el monumento funerario, pasados algunos años se inició la obra por suscripción pública; refieren los historiadores que una gran multitud asistió al acto de inauguración el 10 de julio de 1925 y que fue notable la repercusión plasmada en la prensa de la época.

Se ha dicho que esta arquitectura rigurosa y hermética, de marcado aire militar, fue inspirada en la recia personalidad de quien fuera importante figura de la política, la prensa y la sociedad cubana.

Un caballero medieval templario desde lo alto resguarda la entrada al monumento, en su interior yace convertido en mármol el mismo Conde del Rivero, sorprendente talla, única de su tipo en la necrópolis. Su rostro se reprodujo fielmente ataviado con el hábito de franciscano. Esta figura es a su vez, la única escultura yacente de un miembro de esta orden que existe en Cuba.

El sepulcro consiste en un cuerpo macizo de piedra veteada que imita una fortaleza militar, este modelo arquitectónico tiene funciones bien diferenciadas de aquellos con carácter fúnebre-conmemorativo para la cual la adaptaron sus ejecutores al situarla en el cementerio; esta función conmemorativa y funeraria, descansa en sus características constructivas y en el trabajo decorativo que complementa la arquitectura.