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Calle Egido

29 de abril de 2016

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Habana Vieja

 

Egido y Monte, líneas del tranvía, 1916

Egido y Monte, líneas del tranvía, 1916

 

Es muy curioso que en su recorrido, esta calle, según sus tramos, tenga en la actualidad varios nombres, por ejemplo Egido y también Monserrate, sin que algún hito arquitectónico defina el límite de cada uno. Algunos historiadores delimitan la extensión de la calle Egido, desde la calle Desamparados, a la calle Muralla. Lo cierto es que se extiende siguiendo el recorrido de la muralla de tierra que protegía la ciudad colonial, y debe su nombre precisamente, a que los terrenos fronterizos a la fortaleza se llamaban “Ejidos”, que no eran otros que los terrenos de un pueblo de uso común, como lo define Santalices en su obra Calles de La Habana… En este caso era el terreno que mediaba entre la muralla y las viviendas de la ciudad, que para el siglo XVIII ya se habían mercedados.

 

Calle Egido, hacia los Ferrocarriles, 1946

Calle Egido, hacia los Ferrocarriles, 1946

 

Los lienzos de muralla que corrieron por la actual calle Egido contaron con tres puertas: la puerta del Arsenal (cerca de la calle Merced); la de la Tenaza y la Nueva (próximas a Desamparados). Cabe señalar que algunos lienzos de murallas, con su puerta, se conservan hacia la actual calle Egido. Cuentan que por esta zona también se celebraron las reuniones de los cabildos y fiestas de los negros en tiempos de la esclavitud, que por entonces no eran bien vistas.

 

Calle Egido, plazuela de las Ursulinas, año '50

Calle Egido, plazuela de las Ursulinas, año ’50

 

En 1863 comenzó el derribo de las murallas, cuando la población ya había rebasado sus muros extendiéndose a nuevas zonas de urbanización; por ello se afirma que la calle Egido y la de Monserrate representan un espacio de transición entre ambas Habanas.

 

Egido hacia los ferrocarriles, 2016

Egido hacia los ferrocarriles, 2016

 

Al comienzo de la calle Egido se construyó la Estación Central de Ferrocarriles en 1912. Hermosos palacetes se levantaron a todo lo largo del eje vial, como el antiguo palacio del marqués de Balboa, del arquitecto Pedro Tomé; más adelante el antiguo palacio del marqués de Villalba construido por el arquitecto Eugenio Rayneri, digno ejemplo del neoclasicismo en la zona; al frente la plazuela y lo que fuera convento y colegio de las madres Ursulinas; el cine Universal con sus puertas cerradas, silencioso, evoca su época de esplendor. A partir de aquí, comenzó a llamarse Monserrate.

 

Calle Egido, plazuela de las Ursulinas, 2016.

Calle Egido, plazuela de las Ursulinas, 2016.

 

Durante la primera mitad del siglo XX quiso cambiarse su nombre por el de Avenida de Bélgica, pero como en otros casos, su nombre antiguo continuó prevaleciendo.

 

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