Calle de la Obra Pía
1 de mayo de 2017
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Se ha dicho que esta calle posee la más hermosa mansión de todo su recorrido, la que dio nombre a la calle por la historia que atesoran sus muros y sin dudas, una de las casas palacios de mayor jerarquía en la ciudad, por su apariencia, ilustres propietarios y leyendas que han llegado al presente, hasta inmortalizarse en la pantalla chica y en el celuloide en varias ocasiones. Fue uno de sus ilustres propietarios el célebre don Martín Calvo de la Puerta, aquel señor que instauró en 1669 la obra piadosa, donde dejó estipulado que, de su peculio se dotara a cinco doncellas huérfanas cada año, para llevar como dote al matrimonio o ingresar en la vida religiosa conventual. Esto fue lo que dio nombre a la mansión esquinera de la calle Mercaderes y Obrapía, la que también por la misma razón así se llamó.
En esta arteria sobresalen ejemplos de la colonia dignos de mencionar como la casa de Rivero Vasconcelos en la esquina de San Ignacio, que evoca las construcciones domésticas tempranas donde la madera hizo gala de esplendor en cada uno de los elementos que la componen: balcones, pie derecho, canes, tejadillo, ventanas voladas, etc.
Como ha sucedido con cada una de las calles de la ciudad, cada esquina y cada tramo se identificó por un accidente natural, como la esquina del Hoyo en Villegas; un comercio –como la panadería Tahona– que hubo entre las de Habana y Compostela, y de la Aduana, por este edificio, la cuadra entre la de San Pedro y Baratillo.
La calle Obrapía corre de Este a Oeste por la antigua ciudad, desde la avenida de San Pedro a la de Monserrate, donde se levantaron los antiguos muros de la muralla de tierra que comenzó a demolerse en 1863.
Cuenta Manuel de Santalices que en esta calle tuvo escuela uno de los tres primeros historiadores de la isla, Antonio José Valdés; y estuvo la célebre imprenta de Boloña a mediados del siglo XIX, entre las de Aguacate y Compostela, nombre que ha retomado la editorial de la Oficina del Historiador en recordación a la misma.
Ejemplos de la arquitectura de tres siglos salen a nuestro paso en la vetusta calle donde mucho queda por hacer para su mejor lucimiento.
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