Calle Acosta
10 de febrero de 2020
|Centro Histórico, Habana Vieja.
Calle Acosta (arco de Belén, 1914)
En esta calle, vivió y murió en el siglo XVIII, el capitán Félix Acosta y Riaza, Regidor del Ayuntamiento de la ciudad, quien se destacó frente a un batallón de milicias, en los combates librados durante la toma de La Habana por los ingleses en el año 1762. De ahí que la vía toma su apellido como denominación.
Se extiende de Este a Oeste, desde el paseo marítimo de la Alameda de Paula hasta la calle Egido, por donde discurría la muralla de tierra hasta ser demolida, y en su trayecto pasa por Inquisidor, San Ignacio, Cuba, donde resalta por su antigüedad, la iglesia del Espíritu Santo y la otrora plazuela que animó esta esquina con la venta de disímiles artículos.
Calle Acosta (edificios finales S. XX)
En la calle Acosta se asentaron pobladores judíos llegados con la diáspora consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, de ahí la formación del barrio judío y que la propia arteria fuera considerada como una “Vía Apia Judía”, como narra el historiador Santalices en su libro Calles de La Habana…, incluso se ubicó por estas inmediaciones el único restaurante judío de la ciudad llamado Moishe Pipik.
Calle Acosta (Arco de Belén)
La calle Acosta nos lleva directamente hasta el Arco de Belén en la calle Compostela, unos de los lugares más pintorescos de La Habana, por ese detalle irrepetible que atesora importantes historias, fue realizado en el siglo XVIII para comunicar el antiguo hospital de convalecientes del convento del mismo nombre con las construcciones del otro lado de la calle; durante el siglo XIX, sobre el arco se ubicó la capilla de los alumnos del colegio que ocupaba el edificio.
Pasando el arco, del lado derecho, se encontraba antiguamente la Academia Nacional de Artes y Letras.
Calle Acosta hacia la Avenida del Puerto (Medium)
Caminar la calle Acosta nos hace evocar épocas pasadas, porque es una vía cargada de historias apasionantes, variada arquitectura, que abarca todos los géneros, civil, pública, religiosa, administrativa y por supuesto habitacional, con el encanto de permitirnos acceder a la plazuela del Espíritu Santo y la plazuela de Belén.
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