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Beneficio versus perjuicio

11 de diciembre de 2015

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Noticia-3462-900

 

Recientementedos personas me dieron sus criterios sobre qué es ser emocionalmente inteligente, y se las cuento ahora mismo para después sumergirme en lo que pueden tener de acertados o desacertados esos criterios. Una de ellas (que es mujer) me dijo que dar, entregarse, ayudar a otros, es una buena manera de lo que quieran a uno, y que es un error enojarse con las personas hacia las que tenemos algún interés –ya sea amoroso, de amistad, laboral, económico, etc.–pues esta conducta facilita abrirse caminos, es por eso que ella es muy dadivosa porque “nunca se sabe cuándo vamos a necesitar algo o a alguien”. Mientras que el otro –del sexo masculino– me comentó que para él eso de la sintonía emocional era pura debilidad y que hasta en la Biblia se hablaba del “ojo por ojo y diente por diente”, y no se le pueden arrojar flores a quien no te quiere, y que una buena cara de malo es una forma eficaz de ser respetado.
Hasta aquí lo más importante que me dijeron; pero la pregunta es ¿quién tiene la razón? Para iniciar mi respuesta tengo que decir que una de las más eficaces formas de equivocarse es tener criterios extremos, ya que como dice el viejo refrán“los extremos se tocan”. Nunca una postura de este tipo puede ser efectiva para las múltiples situaciones a las que nos enfrenta la vida, esto es lo quehacen estos dos buenos amigos.Peroveámoslo por partes; ser emocionablemente inteligente ¿Qué es? Y aunque en otras ocasiones lo he dicho, me permito repetirlo: es nada más y nada menos que la habilidad de comprender los sentimientos propios, conocer los ajenos, y utilizarlos para guiar nuestros actos y pensamientos.Lo que significa que NO es poner nuestros sentimientos en función de los otros, ni TAMPOCO es poner a los otros y sus sentimientos en función de uno mismo, sino que se trata de un intercambio equilibrado, funcional, donde uno de sus objetivos es establecer relaciones interpersonales armónicas.
Estas personas están en polos opuestos porque ella se entrega sin darse valor personal, lo cual la pone en una posición desventajosa, y los demás aprenden a recibir sin la necesidad de dar nada a cambio, lo que lleva a una subvaloración de ella como persona, porque establecer límites es una necesidad para que fluyan saludables relaciones interpersonales. No me extrañaría que en muchas ocasiones, esta mujer reciba solo exigencias de aquellos a los que acostumbró a dar sin recibir, además, es seguro que las burlas y críticas por su conducta indiscriminada, entregada, existen. Y, ¡cuidado!, estoy a favor de la bondad, la entrega, y elevo alto el placer de hacer el bien; pero no hay que confundir en ayudar aquien lo necesita, con ser incondicionalmente entregado a todos por igual, porque esta postura de ninguna forma suscita respeto y bienestar emocional.
Por otra parte, el hombre está en el extremo opuesto, con los consiguientes errores que seguramente le acarrea ser “un duro sin sentimientos”.Las consecuencias de una repetida conducta de este tipo, hace que los demás se alejen de él, provocando temor, desprecio, miedo, y entonces aquí uno se puede preguntar: ¿Es una buena vida inspirar esas emociones? ¿Es mejor ser temido que amado? Mi respuesta es que NO.Aunque como yo no voy a caer en la trampa del extremismo, ni me parezco en nada a Madre Teresa, les digo que puede funcionar bien el miedo y la ira que provocamos en determinadas circunstancias ¿Acaso nunca han usado unos buenos gritos, actitud amenazadora, incluso golpes, producto de la ira ante un posible ataque con el propósito de defenderse? Bueno, sino no lo han vivido segura estoy que alguien se lo ha contado, porque para algo la Madre Natura nos dio esas emociones, que al fin y al cabo puede resultar útiles en determinadas circunstancias.
Creo que mi opinión sobre lo que piensan estas personas ha quedado claro, solo me resta decir –con el continuo interés de darle recursos de auto ayuda– que analicemos todas y cada una de las emociones que tenemos y usamos con más frecuencia, preguntándonos qué beneficio y qué perjuicio nos aportan, y partir de ahí tratar de auto educarnos para ponerlas en función de una vida emocionalmente sana. Que nunca es tarde para aprender y cambiar.

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