Aplausos atronadores en el Carnegie Hall
1 de enero de 2016
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Sin lugar a duda, el éxito del concierto celebrado por la banda de Dizzie Gillespie, en el Carnegie Hall, no solo llevó a Dizzie a tomar muy en serio el jazz afrocubano, sino además, el de haber involucrado con un éxito arrollador a Chano Pozo en las filas de su banda, razón que lo alejó de manera puntual de los conceptos manejados por otros músicos de Bop, que de manera errónea, consideraban la presencia de lo afrocubano en el jazz como un simple y exótico divertimento.
Después de este inolvidable concierto, de la noche a la mañana, el cubop devino significativa parte del jazz de vanguardia en los Estados Unidos. Entonces el 22 de diciembre de 1947, Chano Pozo volvería a tocar con Gillespie en una larga sesión de grabaciones que dejó ocho temas para el sello discográfico RCA Víctor, entre otros, “Algo bueno” (RCA-20-3186), “Cool Brezze” (RCA-20-3023), “Cubana Be” (RCA-20-3145) y “Cubana Bop” (RCA-20-2935).
Como se ha podido apreciar, aunque meteórica, la carrera artística de Chano en los Estados Unidos tuvo significativa representatividad y amplia repercusión no solo en el recurso y mercado discográfico, sino además, en los amplios y selectos circuitos de la música de concierto, más cuando su música contribuía a significativos cambios para la timbrica y sonoridad de la música cultivada por los negros –otrora desplazados en todos los órdenes artísticos por los músicos blancos–.
Pero en verdad las cualidades de Chano como creador de excepción, no serían plenamente reconocidas hasta la aparición de la pieza “Manteca”, aunque en los créditos aparece fimada por el ya más que sorprendente enlace músico/creador Chano-Gillespie, si bien, algunos por inexplicables razones, solo la atribuyen en solitario al relevante percusionista cubano.
Autorizadas opiniones, han considerado a “Manteca” como la más antológica y emblemática joya del latin jazz llevada a un soporte fonográfico, en especial por el innegable papel protagónico que coadyuvó al vuelco total experimentado en la reorientación sonora y rítmica, del “jazz afrocubano”.
Con una indudable fuerza creativa, e indiscutible acometida musical, en conjunción perfecta entre las franjas rítmico/melódicas de su estructura, esta pieza por décadas ha devenido standard en el repertorio de los más importantes jazzmen, tanto para su inclusión en el mundo del espectáculo, como en el complejo recurso discográfico de diferentes latitudes.
No sería hasta el 30 de diciembre de 1947 en que Chano Pozo grabaría “Manteca” para las anheladas etiquetas negras del sello RCA Víctor (RCA-20-3023-A), junto a la banda de Gillespie en un trascendental programa de grabaciones que atrapó además, notables piezas de bop como “Good Bait”,” Ool-Ya-Koo”, y “Minor Walk”.
A partir de entonces, toda la gloria del jazz latino quedó rendida a los pies de Chano, su música sonó en los más importantes circuitos de culto a la música, como el Carnegie Hall de Nueva York.
Autorizadas opiniones, consideran a “Manteca”, como la más antológica y emblemática joya del latín jazz llevada a un soporte fonográfico, en especial por el innegable papel protagónico que coadyuvó al vuelco total experimentado en la reorientación timbrico-sonora y rítmica del latín jazz.
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