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Antonio “Ñico” Jiménez, otro pelotero que entregó el alma en el terreno

3 de julio de 2015

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antonio-jimenezEl jueves 26 de marzo de este año, a los 74 años, falleció en Güines Antonio “Ñico” Jiménez. “Ha muerto un grande. Son muchos los que le agradecen por su juego y su amistad eterna”, dijo Pedro Chávez, otra brillante figura del béisbol cubano quien tuvo la suerte de compartir con este pelotero en varios equipos.
Antonio “Ñico” Jiménez Casa del Valle se inició muy joven en el béisbol. En la entrevista que concedió a Leonardo Padura y Raúl Arce, para el libro “Estrellas sobre el terreno”, reconoció que lo primero que tuvo fue un par de spikes“que la vieja mía, Teodora, me consiguió en la casa donde estaba empleada. Luego vino el traje, cuando tenía como 14 años, y se formó el Deportivo Trujillo. El equipo fue idea de un primo mío, Tomás Santa Cruz, y con la colecta que hicimos por los comercios de Güines, conseguimos el dinero para hacernos unos trajes de sacos de harina. Qué bien nos veíamos con esos uniformes. Bueno, a partir de ahí fue que yo empecé a creer que mi sueño de ser pelotero podía hacerse realidad.”
Ñico debutó en la pelota organizada en 1956, con el elenco de La Cubanita en Güines y en su primer torneo organizado bateó para 450. En 1957 pasó a la Liga de Quivicán, donde conoció a Chávez y Urbano González, que luego serían compañeros suyos en Industriales. En 1959, Ñico jugó con el Casino Español en el campeonato de la Liga Atlética Amateur.
Allí brilló con el bate, a tal punto que fue el líder ofensivo, con promedio de 408. Sus números fueron tan convincentes que los directivos lo incluyeron en la nómina de la selección cubana que intervino en los Juegos Panamericanos, celebrados en Chicago, en 1959, donde el equipo nacional finalizó en la cuarta posición.
Ñico jugó en la primera edición de la Serie Nacional, celebrada en 1962. En ese torneo vistió el uniforme de Occidentes, que fue el campeón. Al año siguiente pasó a Industriales y con esa selección triunfó en otras cuatro Series: 1963, 1964, 1966 y 1973; además, en 1968 también alcanzó el título nacional, con La Habana.
En su exitosa carrera de 13 años, Ñico logró seis títulos de Series Nacionales. Aunque su ofensiva general no fue tan llamativa, pues terminó con promedio de 253, logró suplir esto con su habilidad a la defensiva como jardinero central. A esto se añade su portentosa velocidad en el corrido de bases, que lo convirtió en el mejor robador en la primera década de historia de las Series.
Jiménez fue líder robador de basesen seis de las 13 temporadas en que participó en los clásicos cubanos. Después de sus primeros dos títulos en robos en 1963 y 1965, repitió en 1969, 71, 72 y 73.
Padura y Arce le preguntaron a “Ñico” por el secreto para ser un buen robador de bases y la respuesta del pelotero fue interesantísima. “Robar es una de las jugadas más difíciles del béisbol, porque si no lo haces todo bien, siempre tienes las de perder. Para robar hay que tener en cuenta muchas cosas. Lo primero son las condiciones del bateador y el conteo que tiene. El robador debe estudiar bien estos dos aspectos, pues de ello depende conocer el tipo de lanzamiento con que se irá al robo. Lo segundo es cogerle el tiempo al pitcher. A ningún cátcher bueno es posible robarle una base. Hay que robársela al pitcher, y solo cogiéndole el tiempo justo puedes llegar quieto a la base. Y lo tercero es el deslizamiento. Uno nunca puede mirar la pelota, pero al acercarte a la base tienes que mirar bien al jugador que va a cubrir, pues él te dice por dónde viene el tiro y, lógicamente, por dónde debes regarte para alejarte de la pelota. Pero, con todo eso, robarse una base sigue siendo algo dificilísimo”, concluyó.
Todavía Ñico presenta el mejor promedio de robos en Series Nacionales por su balance de 297 estafas en 397 intentos, para una formidable efectividad del 72%. El 3 de abril de 1969,Ñico igualó un récord individual de 5 robos en un juego, ante Oriente, durante la VIII Serie.En la actualidad, la marca de más robos en un desafío la comparten José Estrada y Ermidelio Urrutia, ambos con 6.
Además de buen robador, Ñico ganó otros lideratos en sus 13 años de actividad en las Series Nacionales. Por ejemplo, en cuatro ocasiones fue el máximo anotador de carreras y en dos oportunidades terminó como líder en triples.
Sus buenos resultados le permitieron integrar varias veces la selección nacional cubana. Estuvo en los inolvidables Juegos Centroamericanos de San Juan, en 1966, donde los peloteros reconquistaron el título centroamericano, aunque Jiménez tuvo pocas oportunidades al bate, solo 7 turnos, en los que conectó un imparable.
Un año más tarde, Ñico formó parte del equipo cubano que defendió la corona panamericana en los Juegos de Winnipeg. Allí esa selección perdió el playoff ante Estados Unidos dos juegos por uno y Jiménez tampoco lució bien a la ofensiva, porque en 22 turnos disparó solo cuatro jits.
Su última incursión con la novena nacional fue en los Panamericanos de Cali, en 1971. En todos estos torneos conectó para un promedio de 218, con 12 inatrapables en 55 turnos al bate, con 6 bases robadas en 11 intentos.
Padura y Arce también se interesaron en la entrevista por las diferencias que observaba Ñico entre la pelota que se jugó en su época y la más contemporánea. La respuesta fue dada en 1989, pero perfectamente podría ser válida para los tiempos actuales.
Explicó Ñico:“Los peloteros de hoy tienen una calidad asombrosa, pero nosotros jugábamos pelota con más ganas, con más amor. Antes, hasta los que estaban en el banco seguían pendiente del juego. Creo que en todo eso hay un problema de formación: para nosotros la pelota representaba mucho y nos acordábamos de los trabajos que habíamos pasado para jugar los fines de semana. Creo que ahora la comodidad y la seguridad han afectado el interés de los peloteros y eso me parece inadmisible.”

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