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Antiguo Edificio Gutiérrez

2 de mayo de 2014

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Ubicado en la calle Villegas Nº 466 entre Muralla y Sol, en La Habana Vieja, el Edificio Gutiérrez resalta por su estrecho frente y su gran altura. Sin embargo, cuando se accede al interior, se perciben sus enormes proporciones. Por la parte de atrás, su largo fondo forma un martillo que le otorga dimensiones inapreciables desde fuera. Aunque en la puerta de la casa está grabado el año 1921, en la memoria del proyecto consta que se construyó entre 1918-1919.

Además, una publicación de la época, que vio la luz en ese último año, La Habana y sus grandes edificios modernos, lo incluyó entre las novedades arquitectónicas de entonces, y comentaba acerca de la obra que su contratista, el señor Benigno Fernández, “batió con ella el record de la fabricación, pues no obstante las dificultades actuales para obtener los materiales necesarios, apenas duraron un año los trabajos para levantar un edificio de cinco pisos sobre un extenso solar”. Si bien tiene sólo cinco niveles, por la altura de los dos puntales parece tener el doble. Fue destinado a despachos mercantiles en los pisos altos y almacén de paños en la planta baja. Su propietario era el dueño de la conocida firma “Gutiérrez, Cano y Cía.”,  radicada en Muralla 106 y especializada en la importación de tejidos.


En su fábrica se empleó el cemento armado en los entrepisos y las columnas, en tanto la fachada se hizo de piedra labrada y los laterales de ladrillo. Su aspecto formal es de líneas rectas. Afiliado a los códigos del eclecticismo en boga, se inclinó por el gusto clásico y los patrones dominantes de la arquitectura norteamericana de finales del siglo XIX y principios del XX, principalmente, en el tratamiento de la fachada a manera de  columna: está dividido en dos cuerpos: el primero, cubre el primer piso a modo de basamento; los otros cuatro,  constituyen un solo bloque, como un gran fuste, y al final, un gran alero  remata el edificio. Dentro de la sencilla ornamentación, se señalan en fachada lo que forman la caja del elevador y las escaleras.
Su planta, en forma de C, le permitió concebir un espacio continuo para los almacenes en los bajos, y en los altos las oficinas, seguidas una de otras, articuladas por un pasillo.
El Edificio Gutiérrez fue el resultado, como tantas obras de su época, del boom constructivo que caracterizó las primeras décadas del siglo XX, sobre todo, la transformación que experimentó la ciudad antigua entre 1902 y los años siguientes a la Primera Guerra Mundial. El auge económico de las llamadas “vacas gordas”, posibilitó el florecimiento de  la actividad constructiva, especialmente las de la iniciativa privada, a quien se debe la mayoría de las grandes empresas arquitectónicas del período.


Así, nacieron en el seno de la antigua ciudad colonial, modernos edificios destinados a oficinas, bancos, hoteles, almacenes, y servicio público en general. Ellos vendrían a colmar la necesidad de nuevos lugares para el desarrollo de dichas funciones.
Para solucionar los inconvenientes del aire y la luz, carentes en la manzana compacta de la vieja Habana, los edificios se estiraron hasta alcanzar la altura deseada, lo cual condicionó su crecimiento desmedido, como este, del señor Gutiérrez. De ese modo, comenzaba a introducirse el modelo del sky-craper norteamericano que difería de toda ordenanza de construcción, imponiendo una nueva imagen a la centenaria ciudad habanera.
El edificio Gutiérrez, funcionó después como hotel y actualmente es un edificio de viviendas que ha perdido el funcionamiento del ascensor y evidencia un deterioro irremediable si no se acomete una pronta intervención.

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