Antigua sede de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana
8 de agosto de 2014
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El 19 de mayo de 1861 en la Real y Literaria Universidad de La Habana, ubicada en el antiguo convento dominico de San Juan de Letrán, se fundó la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, cuyo gran mérito histórico es el de ser la primera Academia de Ciencias Médicas de su tipo que se instituyó en América Latina, siendo su primer presidente el doctor Nicolás José Gutiérrez.
La Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, sesionó primeramente en diferentes locales de la capital, hasta que el 28 de noviembre de1867 adquirió la parte baja del antiguo convento de San Agustín, en Cuba y Amargura, ocupada antes por la Oficina Liquidadora de la Guerra de Santo Domingo, así como el salón de los altos, locales prácticamente aislados del resto del edificio. Realizó su primera reunión en el nuevo local el 19 de mayo de 1868, cuando celebraba el séptimo aniversario de su fundación.
Entre 1887 y 1895 funcionó en el antiguo convento la Escuela Profesional de Artes y Oficios y en 1900, la Escuela de Ingenieros y Arquitectos de la Universidad de La Habana, que por el mal estado de su área la abandona en 1902.
Esta institución fundada por el gobierno colonial, fue reanimada por el gobierno interventor dentro de los fines de su campaña por la educación y la higiene pública. Ocuparse de una entidad como esta mucho prestigiaría los trabajos de la administración norteamericana, encaminados al fomento de la instrucción, los logros de la ciencia y en pos de la modernidad.
A partir de 1900 comenzaron las grandes transformaciones en el edificio, cuyas obras fueron dirigidas y proyectadas por el ingeniero José Ramón Villalón. La obras en los cielos rasos, los revoques y la instalación eléctrica fueron contratados a la empresa James B. Clow and Sons. Igual se transformó completamente la antigua fachada y en su lugar se proyectó una nueva afiliada al lenguaje ecléctico, con predominio del renacimiento español. Como bien afirma el historiador Carlos Venegas en su estudio “La arquitectura de la intervención (1898-1902)”, en Espacios, silencios y los sentidos de la libertad. Cuba entre 1878 y 1912: “En estas obras diseñadas en el seno de la secretaría de Obras Públicas, dominado por personal cubano, se adoptaba un estilo culto, historicista, muy acorde con la dignidad institucional de los edificios, y alejado de la tipicidad norteamericana de los modelos de escuelas primarias: (…). Con ellas, el historicismo entraba en una fase de pleno desarrollo dentro de la arquitectura cubana”. El mejoramiento de la sede de este importante organismo le confirió mayores méritos a la labor del gobierno de ocupación en el campo de la sanidad y tanto las labores de la Academia…, como las de su museo, ennoblecieron la obra de quienes se preocuparon por los estudios científicos en la Isla.
A pesar de existir en Cuba a principios del siglo XIX algunos museos, la mayoría no contaba con las mejores condiciones y las colecciones eran muy limitadas. Esta carencia vino a suplirse con la fundación, en 1874, del Museo Indígena de Historia Natural de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. Finalmente, el 19 de mayo de ese año, se inauguró el Museo de Historia Natural y Biblioteca, antecedente más directo del museo actual. Armando García González en su Historia del Museo de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, apuntó: “Las donaciones desinteresadas de académicos y personalidades de la época, así como las expediciones científicas realizadas entre otros por Luis Montané y Carlos de la Torre para colectar exponentes, hicieron de este museo el más importante de la segunda mitad del siglo XIX en nuestro país, promoviendo incluso la fundación de otro, como el de Antropología de la Universidad de La Habana”.
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