Antigua Cámara de Representantes: valioso ejemplo de la arquitectura civil-pública
16 de enero de 2020
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El lenguaje formal del edificio corresponde sin dudas a las diferentes intervenciones realizadas en la primera década del siglo XX, marcadas por los códigos del eclecticismo. Generalizado en la época, este estilo fue también el empaque por excelencia escogido para los edificios públicos, en los que predominó la filiación clásica, en aras de dignificar la función.
El acceso al inmueble se hace a través de un pórtico escalonado retirado de la acera, ampliándose de ese modo el espacio público; con ello el edificio también ganaba distinción y mejor visualidad. El pórtico está delimitado por cuatro pares de columnas jónicas sobre un esbelto basamento de dos cuerpos, el primero de mármol artificial proveído por la casa El Arte Moderno, y el segundo de piedra. El fuste de esas columnas fue revestido con escayola, aportándole mayor elegancia al conjunto.
Las columnas soportan un entablamento liso que contiene guirnaldas decorativas y el rótulo de la función original del edificio. Está coronado por una cornisa denticulada y un pretil corrido.
En la segunda fachada destaca, al centro de la composición, el vano de acceso resuelto en arco peraltado y cerrado con una reja de hierro de gran factura y elaboración. También son metálicos y de gran belleza los dos apliques que custodian esta puerta, y que semejan antorchas. Adornan igualmente otros elementos que devienen símbolos de la nación republicana que había nacido en 1902, como el Escudo Nacional, el gorro frigio, la ley como precepto (del latín LEX), las hojas de laurel, entre otros.
Junto a estos símbolos del poder republicano se encuentran tarjas conmemorativas –de distintos materiales y momentos históricos– que rinden homenaje a personalidades cubanas vinculadas a las diversas funciones que ha tenido el inmueble.
Al interior del edificio, todos los espacios se organizan alrededor de un gran hall central cerrado en su parte superior con un falso techo artesonado. En sus laterales se hallan hermosas lucetas de motivos vegetales y simbólicos que permiten la entrada de luz natural.
La circulación, en ambas plantas, se realiza a través de galerías, delimitadas en planta baja por arcos carpaneles y en el segundo nivel, por vanos rectangulares. Enfrentadas directamente a la puerta principal, se hallan dos pares de columnas dispuestas simétricamente entre ambos pisos. En un gesto de connotación patriótica, en esta área fue colocado un busto del General Máximo Gómez, primero realizado en yeso, y luego sustituido por uno de bronce.
Muy propio del eclecticismo, los interiores poseen una marcada intención decorativa, de ahí que destaquen las lámparas, los apliques y los trabajos en yeso en general. Con esta misma finalidad se colocaron inscripciones con los nombres de las provincias cubanas, en los dinteles de las puertas, a la vez que quedaba así representada en la Cámara la división política administrativa del país.
Originalmente los pisos de la edificación eran de mosaicos hidráulicos de distintos diseños, con motivos sobrios, de los cuales solo se conserva una pequeña parte.
Los espacios más jerarquizados del inmueble son el Hemiciclo y el Salón de los Pasos Perdidos, el primero, con su sucesión de monumentales columnas que se extienden a lo largo de los dos pisos, y el segundo, con su enorme puntal. Ambos locales se comunican mediante variadas puertas de madera preciosa –muy elaboradas y coronadas por frontones– y por medio de una escalera de mármol que en su primer tramo destaca por sus esplendidos pilarotes y en la rama siguiente acusa, por la desigualdad de los escalones, las diferentes etapas constructivas del edificio.
De acuerdo a las Regulaciones Urbanísticas para el Centro Histórico La Habana Vieja, el edificio señalado con el No. 211 de la calle Oficios, identificado como antigua sede de la Cámara de Representantes, posee Grado de Protección I.
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