Análisis e intervención ante las problemáticas sociales presentes en la ciudad patrimonial
20 de mayo de 2016
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La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana se empeña en facilitar el desarrollo integral del Centro Histórico La Habana Vieja y mantener su carácter residencial, para ello propicia la transformación de las condiciones de vida de los moradores de la zona más vieja de la ciudad; potenciando sus valores socioeconómicos, culturales y ambientales, y respondiendo a las urgencias de los sectores más vulnerables. Este Plan tiene como fin, además, prever soluciones para las nuevas y crecientes necesidades que genera una comunidad en desarrollo.
Las acciones se desarrollan básicamente según el esquema estratégico territorial, o sea, en las principales plazas, en los bordes urbanos, en las vías interconectoras y en ciertas áreas dentro de la trama interna.
En una primera etapa, la de la década de 1980, se rehabilitaron principalmente los grandes monumentos que conforman las plazas de la Catedral y la de Armas, y algunos otros aislados en tramos de calles que las unen. Hoy podemos hablar de un proceso que se desarrolla en sectores completos y los corredores que los conectan, así como en los bordes de la zona delimitada. Los resultados se pueden apreciar ya en una extensa área asociada a las plazas de la Catedral, de Armas, San Francisco y Plaza Vieja, así como los ejes que van recuperándose en las calles de los Oficios, Mercaderes y Obispo.
Esta estrategia de recuperación territorial va acompañada de acciones desarrolladas por la Oficina para que la población pueda acceder a servicios básicos. En este sentido podemos mencionar:
Programa de Vivienda Social: Con acciones de mantenimiento, reparación, rehabilitación y construcción de nuevas viviendas sociales: de manera puntual, en la medida que el proceso rehabilitador ha ido avanzando en el núcleo primigenio del Centro Histórico y la rehabilitación del barrio San Isidro –el más deprimido del territorio desde el punto de vista social–, en el que se rehabilitan las viviendas, se mejoran los servicios a la población y se crean nuevas opciones con la participación directa de los vecinos en el mejoramiento de su calidad de vida. Además de la creación de nuevas viviendas adecuadas generalmente fuera del territorio (en zonas de La Habana del Este se han entregado viviendas a 302 familias) para facilitar la recuperación de este fondo monumental.
La implementación de servicios comunitarios de excelencia, ubicados en inmuebles de singular valor, ejemplos de ello son:
• El Hogar Materno Infantil, dirigido a todas las mujeres de la zona en edad fértil, que conforman una población de alrededor de 22 600 mujeres entre 15 y 49 años. El Hogar tiene entre sus objetivo: Brindar un servicio de consulta especializada a las embarazadas, contribuir a reducir el índice de bajo peso en el municipio y con él la reducción de la tasa de mortalidad infantil, promover el uso de los servicios de planificación familiar y desarrollar un trabajo de educación con los adolescentes a través del Grupo de Educación Sexual y la consulta de Planificación familiar.
• El Centro Geriátrico “Ramón y Cajal” con servicios especializados y de rehabilitación al adulto mayor. En el período de 2009 a 2013 han atendido a 14 520 pacientes en oftalmología, 14 600 en optometría, 1 060 en estomatología, 21 980 en fisiatría y rehabilitación, 4 535 en podología y 800 en nutrición. Ello muestra como las personas de la Tercera Edad se benefician con este sistema de atención particularizada.
• El Centro de Rehabilitación para la edad pediátrica, dedicado a la rehabilitación integral de niños con parálisis cerebral y otras enfermedades degenerativas del Sistema Nervioso Central, con capacidad para atender aproximadamente 40 niños en régimen de semi-internado, y otros más en tratamientos ambulatorios. Este centro ha sido dotado de equipamiento y tecnología terapéutica de punta. Además de dar al traste con la desesperanza y la desmotivación que la mayor parte de las familias con presencia de estos casos enfrentan, les evita el costoso y difícil traslado del menor hacia otros centros de salud distantes y favorece tanto la sistematización de los tratamientos así como la reinserción de la familia y muy especialmente de las madres en la sociedad con la consiguiente recuperación de las economías domésticas.
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